Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Sansón»

Un melenudo contra un ejército de barbilampiños

Hacía tiempos que no veía una película tan rematadamente mala, incluso peor que aquellas de romanos hechas con decorados de cartón-piedra que devoraba en sesión doble o en la programación infantil, cuando de niño todavía no había oído hablar del “peplum”. Y, haciendo memoria, creo recordar que las mujeres de las películas bíblicas no iban tan cubiertas de ropa como las que aparecen en este “Sansón” de la productora cristiana Pure Flix. Lo que me lleva a pensar que la razón por la que se trata de la adaptación del conocido episodio del Libro de los Jueces en que menos aparece la figura de Dalila, mucho más presente en las versiones del cine mudo o en el clásico sonoro de Cecil B. DeMille, se debe a su imagen sensual, de la cual carece por completo la actriz Caitlin Leahy. Por eso la mayor parte del metraje recae en la persona de la primera esposa filistea, ejemplo de sana convivencia con un hebreo, según el perfil virtuoso que le otorga la interpretación por parte de Frances Sholto-Douglas.

En cuanto a la representación que se hace del mito de Sansón basado en la fuerza que le daba su larga melena, el actor elegido, un tal Taylor James, ofrece un aspecto más cercano al de Tarzán. A ello contribuye también el interés de los productores por dar una apariencia dinámica y amena al texto sagrado, acercando el diseño del protagonista al género de superhéroes. Como quiera que las caracterizaciones de sus enemigos filisteos son de los mas ridículas por culpa de las barbas de pega que lucen, con Jackson Rathbone a la cabeza como el príncipe Rallah.

Las secuencias bélicas provocan la risa involuntaria entre el público, sin que falte aquella en que el héroe armado solamente con la quijada de un asno elimina a todo un ejército. Queda claro que el presupuesto no daba para la documentación histórica, y sorprende lo avanzados que estaban en el s. XI a. de C.