M.I.
SWEET COUNTRY

Western australiano sobre el esclavismo

La sangre aborigen que corre por las venas del cineasta australiano Warwick Thornton le lleva a dedicar su obra a la memoria histórica sobre los abusos cometidos por los colonos anglosajones contra la población nativa de Australia. En su reciente documental “We Don’t Need a Map” (2017) y en su ópera prima de ficción “Samson & Delilah” ya abordaba a fondo los conflictos entre la comunidad blanca y la aborigen. Con su segundo largometraje ficcional “Sweet Country” denuncia directamente el esclavismo, lo que le ha valido el Gran Premio Especial del Jurado en la Mostra de Venecia.

“Sweet Country” sitúa su acción en Alice Springs, donde el año 1929 ocurrieron los hechos reconstruidos. El predicador del lugar (Sam Neill) trata a su empleado aborigen (Hamilton Morris) sin hacer discriminaciones raciales, pero cuando se lo envía a un excombatiente alcoholizado (Ewen Leslie) para ayudarle a rehabilitar su rancho, este le trata como a un esclavo y provoca un incidente racista, por lo que el aborigen huye en compañía de su esposa (Natassia Gorey-Furber) a través del desierto, siendo perseguido por un oficial del ejército (Bryan Brown). Pese a la intervención de la ley, el caso tuvo una resolución trágica.