Arturo Puente
Periodista
JO PUNTUA

Pizzas para Moncloa

Ocurrió rápido, como ocurren los golpes de mano, los complots de partido y las intrigas de Estado. De un día para otro el PSOE defenestró a un Pedro Sánchez que se había abierto a usar los votos de los independentistas para sacar al PP de la Moncloa. La nobleza socialista se cuadró a los intereses económicos que el propio Sánchez confesaría después y convirtió al PSOE en la alfombra del segundo mandato de Rajoy. Aquella noche algún inspirado envió pizzas a Ferraz. El resto de la historia es conocida. Sánchez volvió de las cloacas apoyado por su militancia en una épica vendetta a Susana Díaz. Mientras, Rajoy gobernó encubriendo en placidez una crisis de espacio político colosal. Cuando hubo que hacer algo respecto a Catalunya, el Gobierno y con él el 70% del Congreso simplemente se dejó arrastrar por Ciudadanos. Los de Rivera lo han capitalizado todo en la crisis catalana: el salvajismo del 155, la represión y los autogoles de Rajoy. Han engordado tanto que han metido un miedo paralizante en sus enemigos. Nadie quería tocar la bestia. De Rajoy es impensable que diera un golpe de efecto y les propusiese entrar en su Gobierno y el PSOE estaba recomponiéndose. Los líderes del bipartidismo tradicional aún no han puesto el modo multipartidista, pero ni siquiera Podemos ha sido capaz de hilar media carambola favorable a sus intereses.

Esa situación ha acabado tan abruptamente como llegó. La sentencia de la Gürtel ha sido el revulsivo, pero solo lo ha sido porque ha coincidido con un momento idóneo para Sánchez, con un PP en sus horas más bajas por el crecimiento de C’s. Con la maniobra de la moción Sánchez no busca exactamente convertirse en presidente, sino tensionar a Rivera con su propia fuerza. Lo que pueda venir después es de regalo. PSOE, Unidos Podemos, ERC, PNV, CDC y Compromís. Esta es la suma de 177 escaños, uno por encima de la absoluta, que este jueves se marcó en las calculadoras de una Moncloa horrorizada. Martínez Maíllo salió por la mañana a balbucear no se qué de dejar España en manos de los independentistas. La venganza se sirve fría pero no sería de extrañar que Sánchez enviara esta noche unas pizzas a la sede presidencial.