Joseba VIVANCO
Champions League

La final de Bale, el final de Karius

El galés, con dos golazos, da la decimotercera al Madrid en la final en que Salah se lesionó y el portero alemán hundió al Liverpool.

REAL MADRID 3

LIVERPOOL 1


Hay quien sigue pensando que el fútbol se reduce a 22 futbolistas en pantalón corto corriendo detrás de una pelota. Pero nada más lejos de la realidad. Y no solo por la chilena poética de Gareht Bale 122 segundos después de pisar la hierba. Mohamed Salah, el jugador de moda en el fútbol mundial, se retiraba lesionado en un hombro sobre la media hora de juego, entre lágrimas, dolido por perderse ‘su’ final. Mientras abandonada el césped, Cristiano Ronaldo se le acercaba para darle un segundo de consuelo, recordando, seguro, que en la final de la Eurocopa que ganó Portugal cayó lesionado a los quince minutos. Como dejó llorando el campo el francés Payet en la reciente final de la Europa League ante el Atlético, como lo dejaría, también anoche, poco después de Salah, el merengue Carvajal, ahogado en sollozos, lesionado y seguramente sin billete para Rusia, como en 2016 se perdió la Eurocopa por similar razón. Como las lágrimas de Karius. Qué drama.

El adiós prematuro de la estrella egipcia del Liverpool después de una falta cometida por Sergio Ramos, siempre determinante el sevillano en las finales para bien o para mal, marcó el devenir de la final, marcada hasta ese instante por un intenso conjunto Red que superaba en llegadas al área al Madrid. Nueve remates con Salah, cero sin él para los ingleses. Y es que fue a partir de ahí cuando los de Zinedine Zidane tomaron la manija del juego y de la mano de un buen Benzema y la batuta de Kroos fueron claros dominadores, aunque sumando una sola ocasión a cabezazo de Ronaldo y paradón de Karius. Pero el guardameta alemán daría la de cal a vuelta de vestuarios, en un gravísimo error que dejaría en bandeja al ‘felino’ Benzema el gol de un Madrid que se vería sorprendido de inmediato con el empate de Sadio Mané. Igualada que rompería un Bale recién pisado el verde que dibujó una chilena estratosférica para no ser menos que Ronaldo ante la Juve.

A partir de ahí no hubo cuartel, el senegalés Mané mandó al palo, el Madrid acariciaba la sentencia, Klopp no hallaba soluciones... Y apareció Bale, o Karius, para en un misil con conejo dentro hacer el tercero... Decía Alfred Hitchock que «un buen drama es como la vida, pero sin partes aburridas». La final de esta Champions no tuvo nada de aburrida, sí muchas dosis de drama entre 22 tíos jugando en calzoncillos detrás de un balón y donde siempre gana el Real Madrid. La decimotercera.