B.Z.
DONOSTIA
CAMBIO EN EL EJECUTIVO CATALÁN

Torra cambia el Govern para hacer efectiva la retirada del artículo 155

Torra retiró ayer de su propuesta de Govern a los consellers encarcelados y exiliados. A cambio, prepara una querella contra Rajoy por haberse negado a publicar dichos nombramientos.

La Presidencia de Torra viene marcada, de momento, por la intempestiva hora de sus anuncios gubernamentales. Pasadas las 20.00 de ayer anunció, tal y como se preveía que ocurriría –aunque no ayer– su renuncia a mantener a los encarcelados Jordi Turull y Josep Rull, y a los exiliados Lluís Puig y Toni Comín como consellers de su Govern. Una cesión provocada por la controvertida decisión del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, de no publicar los nombramientos en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya, que controla gracias al artículo 155.

Los cuatro nuevos consellers no tienen cuentas con la justicia española, por lo que se prevé que, ahora sí, el Gobierno español publique los nombramientos en el DOGC, algo que dará pie al levantamiento formal del 155 y a la puesta en marcha del nuevo Govern. Su primera acción será, precisamente, presentar una querella por prevaricación contra Rajoy, apoyado por el informe de los servicios jurídicos de la Generalitat, que emitieron un dictamen recordando que las publicaciones en el DOGC son actos debidos y no discrecionales.

Es decir, Torra tratará de compensar el haber cedido en la restitución de los consellers –algo que ya estaba anunciado– con una querella contra el veto español a sus nombramientos.

Nuevas caras

Más allá de las acciones judiciales de difícil recorrido, toca mirar a la configuración definitiva del Govern, del que salen cuatro hombres y entran tres mujeres y un hombre. La paridad, cuya ausencia fue tan criticada en el primer momento, queda más cerca (ocho hombres y seis mujeres). Turull será sustituido en Presidència por Elsa Artadi, que también será portavoz y que deja la cartera de Empresa en manos de Maria Àngels Chacón, del PDeCAT. El partido heredero de Convergència logra así una presencia que no tenía en el Ejecutivo. En Cultura, será la independiente Laura Borràs, diputada de JxCat e incondicional de Puigdemont, la que sustituirá a Puig, mientras que en Territorio y Sostenibilidad, Rull será reemplazado por Damià Calvet.

En cuanto a ERC, Toni Comín –que ayer renunció a su voto delegado dejando a JxCat y Esquerra sin mayoría simple– será sustituido en Salud por Alba Vergès, hasta ahora integrante de la Mesa del Parlament.

En Madrid, ERC y PDeCAT flirtean con el «sí» a Sánchez, en contra de la opinión de JxCat

«Echar de Moncloa a ladrones y carceleros no es una opción. Es una obligación». ERC y PDeCAT todavía no han anunciado oficialmente el sentido de su voto en la moción de censura que arranca mañana en el Congreso de los Diputados, pero este mensaje del parlamentario de Esquerra Gabriel Rufián ayer en las redes sociales ilustra en pocas palabras la dirección en la que sopla el viento en los dos grupos parlamentarios independentistas catalanes. No es cuestión menor, ya que los 17 escaños que suman son cruciales –junto a los 5 del PNV– para que una moción sin Ciudadanos prospere.

De hecho, la principal condición para las fuerzas catalanas era no compartir voto con Ciudadanos. Descartada esta opción debido a la decisión del partido naranja de alinearse junto al PP, la pista parece despejada para ERC y PDeCAT, cuyas críticas a Sánchez van perdiendo intensidad según pasan las horas. «Hasta el viernes tenemos tiempo para analizar la situación. Se entiende que tengamos nuestras dudas sobre Pedro Sánchez, a causa de su apoyo al 155. Recordemos que se apuntó a la subasta nacionalista entre el PP y Ciudadanos para alimentar el anticatalanismo, pero Mariano Rajoy se merece la censura de la sociedad. No se entendería que, ante un caso de corrupción tan grande, no hubiese ninguna respuesta», apuntó ayer el diputado del PDeCAT Carles Campuzano.

La moción de censura encaja, de hecho, como anillo al dedo al camino anhelado por ERC y los herederos de Convergència, que buscan rebajar la tensión entre Madrid y Barcelona y dejar atrás todo aquello que huela a unilateralidad o desobediencia. Una estrategia que choca con la seguida por JxCat y el president exiliado Carles Puigdemont, cuya capacidad de incidencia en el grupo del PDeCAT en Madrid, a diferencia de la que tiene en el grupo parlamentario en Barcelona, es mínima.

En principio, en JxCat prefieren una estrategia que mantenga la tensión con Madrid en alto, a la espera de nuevos puntos álgidos como la resolución de la euroorden de Puigdemont o el juicio contra el 1-O previsto para este mismo otoño. Todo con la vista puesta en las municipales y europeas de mayo de 2019, en las que la plataforma de Puigdemont –veremos con qué siglas– sueña con erigirse en fuerza indiscutible del bloque independentista.