Aritz INTXUSTA

LA CÉLULA 19ª DEL FRENTE DE LIBERACIÓN ANIMAL Y OTRAS ACCIONES EXÓTICAS

Una carretilla elevadora, aparato conocido comúnmente como toro mecánico, fue incendiada la madrugada del jueves en Iruñea. La máquina se estaba empleando para la colocación de los corrales y los tablones para los encierros. El FLA reivindica la acción.

Cada año, «en la ciudad de Pamplona, al amparo del roñoso paraguas de la tradición y la fiesta, se asesina a más de 40 toros. Más de 40 animales que se enfrentan a un doloroso y agónico final en las calles y plaza de toros de esta ciudad (...) Y aunque el hecho de matar a estos animales no nos parece ni más cruel ni más innecesario que la explotación, uso y asesinato sistematizado de millones de animales alrededor del mundo para el consumo, experimentación, vestimenta u ocio, creemos necesario tomar medidas para acabar con este acto tan cruel que ocurre en la ciudad de Pamplona». Con estas palabras, la Célula 19ª del Frente de Liberación Animal (ALF, por sus siglas en inglés) ha reivindicado el incendio de la máquina de los carpinteros Hermanos Aldaz. También han aparecido otros sabotajes menores como el relleno con hormigón y hierros de los agujeros donde se insertan los pilares de madera que sustentan el vallado.

ALF es una organización internacional fundada de corte anarcovegano, que ha sido tipificada como «terrorista» por el FBI o la inteligencia de Reino Unido pese a que, en realidad, es totalmente inofensiva puesto que entre sus principios figura el no hacer daño a ningún animal («humano o no humano»). Cualquiera puede sumarse a ALF, «hasta que la última jaula quede libre», siguiendo muy pequeñas pautas. Básicamente, se permite reivindicar la acción a cualquier persona que comparta el ideario, los métodos no violentos, y siempre que sea vegana (no se alimente de animales ni consuma alimentos derivados de la explotación de los mismos, como la leche o el huevo). Una única persona puede reivindicarse a sí misma como célula.

La particular reivindicación de la célula 19ª de ALF del sabotaje recuerda irremediablemente la acción conjunta que realizaron en Iruñea el Club de Artesanos del Café para sus Nuevos Usos y el Grupo Anticlerical para el Fomento del Uso del Juguete Sexual. En 2013, ambos grupos enviaron sendos consoladores explosivos al arzobispo de Iruñea y al director de «un elitista colegio de los Legionarios de Cristo». El pene de goma dirigido al educador acabó explotando a una trabajadora de Correos causándole heridas leves, por las que los autores le pidieron disculpas. El segundo artilugio enviado a Monseñor Pérez sí llegó a su destino. El exobispo castrense avisó a la Policía al ver «un poco raro» el contenido del paquete, en el que también había «polvo», que resultó ser explosivo. El Club de Artesanos del Café para sus Nuevos Usos usa como logo un croquis sobre cómo construir una pequeña bomba con cerillas y una cafetera italiana. Nunca han pillado a ninguno de sus miembros.