GARA
SINGAPUR
ENCUENTRO ENTRE DONALD TRUMP Y KIM JONG-UN

Muchas promesas y pocas concreciones en la cumbre de Singapur

El encuentro en Singapur entre Donald Trump y Kim Jong-un dejó una imagen histórica del apretón de manos entre dos enemigos y un comunicado final lleno de promesas sobre desnuclearización de Corea del Norte y una paz duradera, pero sin concreciones sobre cómo desarrollarlo, que se dejan para posteriores negociaciones.

Donald Trump y Kim Jong Un mantuvieron ayer el esperado cara a cara que concluyó con una declaración conjunta sobre el arsenal nuclear de Corea del Norte. El histórico encuentro supuso que el presidente de la primera potencia mundial dialogara de igual a igual con el here- dero de la dinastía comunista de Corea del Norte al que hasta hace unas semanas insultaba y cuya hostilidad mutua parecía llevar a una confrontación directa.

El presidente de EEUU describió el encuentro con un aire triunfalista y aseguró que el proceso de desnuclearización podría comenzar «rápidamente» después de décadas de tensiones sobre el programa atómico de Pyongyang.

Pero la vaga formulación de la declaración, sobre todo respecto al calendario, limitó la trascendencia del encuentro al ámbito simbólico y se remitió a negociaciones posteriores para su puesta en marcha.

El texto retoma compromisos anteriores de Corea del Norte que nunca se llegaron a implementar, y, al contrario de lo que quería EEUU, no llega a precisar que la desnuclearización deba ser «verificable e irreversible». «Kim Jong-un reafirmó su compromiso firme e inquebrantable a favor de una desnuclearización completa de la península coreana», escribió.

 

Fin de las maniobras

Insistió en que las sanciones contra Corea del Norte permanecerán en vigor mientras la «amenaza» de las armas atómicas no desaparezca. A la vez, indicó que la salida de las tropas estadounidenses de Corea del Sur no está sobre la mesa.

Pero también apuntó a una concesión relevante al asegurar que pondría fin a las maniobras militares comunes con Seúl que él mismo calificó como «provocadoras» para el Norte, que exige hace tiempo su desaparición.

«Vamos a parar las maniobras militares, lo que nos ahorrará mucho dinero, salvo que comprobemos que las futuras negociaciones no transcurren como deberían», señaló el presidente estadounidense, que no precisó cuándo se concretará el cese de las maniobras.

Esta promesa, que modificaría por completo la postura militar de EEUU en la región, no figura en la declaración común firmada por lo dos dirigentes y sorprendió a los propios mandos militares del Pentágono. El comando de las fuerzas estadounidenses en Corea del Sur (USFK) «no recibió instrucción alguna sobre la implementación o el cese de las maniobras, incluido el ejercicio Ulchi Freedom Guardian», previsto para el fin del verano boreal, dijo un portavoz de la USFK.

Con estas bases, la cumbre se limitó a reiterar acuerdos precedentes por parte de Corea del Norte, como en 1994 y 2005.

Kim Jong-un, por su parte, consideró que ha «pasado la página del pasado» tras una cumbre que estimó como «un buen preludio de la paz». Trump saludó «una relación muy especial» establecida con el líder norcoreano, al que elogió con superlativos que reserva para sus aliados, y a veces ni para ellos. Llegó a proponerle que en lugar de en misiles invirtiera en el potencial turístico e inmobiliario del país y sus «muy bellas playas».

«Nos encontraremos de nuevo», llegó a vaticinar Trump, y dijo estar listo para ir a Pyongyang «en el momento adecuado», así como a invitar a Kim a la Casa Blanca.

«Un primer paso»

Los analistas ven en el encuentro una enorme victoria para Kim Jong-un, con su encuentro personal con el líder de la primera potencia mundial, mientras los resultados concretos serán fruto de una negociación todavía muy larga.

En el resto del mundo, las reacciones fueron positivas por el cambio en la relación, pero también prudentes.

«El acuerdo de Sentosa del 12 de junio quedará registrado en la historia mundial como un acontecimiento que puso fin a la Guerra Fría» declaró el presidente surcoreano, Moon Jae-in.

Para China,«constituye el comienzo de una nueva historia» y consideró que el Consejo de Seguridad de la ONU debería estimar «una medida de alivio o el levantamiento de las sanciones a Corea del Norte».

«El solo hecho de que esta reunión haya tenido lugar es, por supuesto, positivo», celebró el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, por su parte apoyó «este primer paso hacia una resolución del conjunto de los asuntos concernientes a Corea del Norte». También lo consideraron «un paso» el Gobierno francés, que lamentó que Washington aplique un doble estándar, en referencia al acuerdo nuclear iraní; los ejecutivos ale- mán y británico, que destacaron que «aún queda mucho por hacer», así como la UE y la ONU.

El Gobierno iraní advirtió a Corea del Norte de que Trump puede «cancelar el acuerdo antes de regresar a casa» desde Singapur.

 

Apretón de manos entre tensiones y sonrisas

Donald Trump y Kim Jong-un salieron de sus limusinas sin sonreír y se dirigieron al mismo tiempo hacia el centro de la terraza del lujoso hotel Capella, cada uno desde un extremo. En el porche del edificio colonial se acercaron con semblante serio para un apretón de manos histórico captado por las televisiones del mundo entero. El estrechar de manos, un momento temido por los políticos cuando se reúnen con Trump, duró algo más de diez segundos. Trump tocó el hombro de Kim, más bajo que él. La diferencia de estatura había dado pie a especulaciones sobre la posibilidad de que los norcoreanos insistieran en que se saludaran sentados. Tras reunirse a solas durante algo más de 45 minutos, mantuvieron un encuentro bilateral y un almuerzo con platos occidentales y asiáticos. La seriedad se tornó en sonrisas. «Tendremos una relación fantástica», dijo Trump, mientras el líder norcoreano reconoció que no había sido fácil: «Los viejos prejuicios y prácticas fueron obstáculos en nuestro camino, pero los superamos todos y hoy estamos aquí». «Fue realmente una reunión fantástica» que transcurrió «mejor de lo que nadie había esperado», añadió Trump después de un paseo por el jardín del hotel con Kim, al que dedicó elogios: Es «muy talentoso», «muy buen negociador».GARA