El barco «Aquarius» llegará hoy por la mañana al puerto de València tras más de una semana de Odisea y después de que Italia rechazara el desembarco de los 629 inmigrantes que viajan a bordo. Todo estaba dispuesto para su acogida. Muchos de los rescatados han denunciado haber sido objeto de malos tratos y torturas en Libia.

El ministro español de Fomento, José Luis Ábalos, afirmó ayer que, si bien tendrán una autorización especial de un mes, a partir de ese momento se les tratará «con la legalidad en la mano, sin excepciones». El Gobierno francés se ofreció a acoger a algunos de estos migrantes «una vez cumplidos todos los protocolos que establece el procedimiento de acogida».

En declaraciones facilitadas por MSF, el coordinador médico de la ONG a bordo David Beversluis denunció que «es desgarrador tener que haber prolongado su viaje por más de siete días en el mar, después de las terribles condiciones que han soportado en Libia, hemos escuchado historias de torturas, violaciones y abuso sexual, historias que explican tanto hombres como mujeres». «Nos preguntan cada dos por tres cuándo llegaremos a un puerto seguro. Por ahora seguimos atendiendo a los que lo necesitan de quemaduras y algunas heridas, mientras que algunos de ellos sí requieren atención médica especializada. Es lamentable que esta atención médica se haya tenido que retrasar más de una semana».

El jefe de Relaciones Externas de MSF, Carlos Ugarte, advirtió de que «como Italia siga cerrando sus puertos y la UE no actúe, este verano va a morir mucha gente sin testigos». En declaraciones a AFP, Yves Pascouau, investigador en la universidad francesa de Nantes, afirmó que «el Aquarius es la ilustración de un cambio lento del paisaje político europeo sobre las cuestiones migratorias; de la victoria de las posiciones más restrictivas, de los duros».

Además del conocido como grupo de Visegrado (Polonia, Rumanía, Eslovaquia y República Checa), contrario a la acogida de refugiados, el discurso antiinmigración ha calado en otros países como Austria e Italia. «Las posiciones antiinmigración están ahora más extendidas. Al grupo de Visegrado, podemos agregar Austria, Italia, Dinamarca, Bélgica», añadió el experto en temas migratorios, para quien la «victoria de los duros» quedó plasmada en la cumbre de Bratislava en 2016.

Salvini vuelve a vetar el acceso de las ONG a los puertos italianos

El Gobierno italiano, con su ministro de Interior, Matteo Salvini, a la cabeza, volvió a prohibir ayer el acceso a los puertos de la península a las ONG.

«Mientras que el navío Aquarius navega hacia España [se prevé su llegada hoy] otros dos navíos de ONG de Países Bajos [Lifeline y Seefuchs] llegaron a las costas libias, a la espera de su carga de seres humanos abandonados por sus traficantes», declaró en Facebook Salvini. «Que estos señores sepan que Italia ya no quiere ser más cómplice del negocio de la inmigración clandestina, y tendrán que buscar otros puertos [no italianos] a los que dirigirse. Como ministro y padre, lo hago por el bien de todos», dijo. Salvini, líder del ultraderechista la Liga, alegó que algunas ONG actúan en connivencia con los traficantes.

«Que el navío se llame Aquarius o See-Watch 3 no cambia nada, queremos poner fin a este tráfico de seres humanos y si hay otros navíos de otras ONG bajo bandera extranjera, tendremos el mismo razonamiento», afirmó.

La jefa de la misión de Proactiva Open Arms, Anabel Montes, instó a que se ponga el foco en el incumplimiento de la ley por parte de Italia. «En los medios de comunicación se está dando más bombo a que España permita el desembarque de Aquarius, que es un gesto humanitario, a que Italia haya violado leyes internacionales. Debería remarcarse más que Italia ha violado las leyes que ha firmado».GARA