Joseba VIVANCO
GRUPO E

Brasil marcó, especuló y empató

La principal favorita al título decepciona tanto como su estrella Neymar ante una Suiza pegajosa, de pierna fuerte y bien en defensa.

BRASIL 1

SUIZA 1

 

La primera vez que Brasil y Suiza se vieron las caras la cosa acabó en tablas, 2-2. Fue en el Mundial de Maracanazo, 1950. Aquel empate no tuvo trascendencia en lo que el destino les tenía reservado a los sudamericanos, lo mismo que la igualada de ayer, sorpresón a medias visto que ni ni Alemania, ni España, ni Argentina han ganado su primer partido, pero que debe poner a los de Tite las orejas tiesas. Salvo la insustancial Arabia Saudí, tiene pinta de que todas las selecciones, y entre ellas las para nada favoritas, han venido a Rusia bien trabajadas y con los deberes hechos para ponerle la cosa difícil a cualquier campeón del mundo. Brasil se creyó ayer que con diez minutos de vituosismo le bastaría para sortear a una Suiza pegajosa, incómoda, de pierna fuerte, que defiende con solvencia como otros equipos ‘menores’ y que venía de empatar con España en amistoso. Se equivocó. Se adelantó, luego especuló, se dejó empatar y a contracorriente no pudo ni supo evitar el sonrojo.

Está resultando este Mundial ruso más interesante y animado de lo que podía preeverse. Brasil estaba avisada, pero ni por esas. Tate puso en liza un once claramente ofensivo, uniendo sobre el verde del Rostov Arena la magia de los Neymar, Gabriel Jesús, Willian y Coutinho, secundados por detrás por Paulinho y Casemiro. Diez minutos le costó a los brasileños empezar a ligar jugadas, justo cuando se alinearon los astros por la banda izquierda de los Marcelo, Neymar y Coutinho. Fueron diez minutos de vértigo amarillo que rubricó el jugador del Barcelona con uno de esos disparos escorados desde fuera del área que se cuelan por el poste contrario. Pero fue anotar y vivir de la renta. Suiza trataba de generar peligro pero se veía impotente, en tanto Brasil dejaba pasar los minutos como si el 1-0 fuera una garantía de algo. No lo fue. A vuelta de vestuarios, misma dinámica, y, por enésima vez este Mundial, a balón parado, córner que cabecea Zuber subiendo el 1-1.

Brasil pudo ganar al final

A la Verdeamarela le entraron entonces las prisas, los cambios tampoco dieron fruto, su medular no generó el peligro suficiente y se dejó el tarro de las esencias para los minutos postreros, aunque sin ser capaz de abrirlo. Mientras Suiza para nada renunciaba a la victoria con esporádicas contras, Brasil tenía el segundo gol en las botas de Coutinho, Miranda o Thiago Silva, pero la suerte les era esquiva.

¿Y Neymar, uno de los llamados a coronarse en el Mundial? Pues la realidad es que su aportación tuvo menos trascendencia que la de Pelé en el Mundial de Chile´62 cuando Brasil salió campeona y apenas jugó partido y medio en toda la Copa. Desaparecido, individualista, objeto eso sí de muchas faltas, pero lejos del mejor Neymar.