IRÁN 0

ESPAÑA 1

España respira sabiendo que depende de sí misma y que sólo necesita un empate para plantarse en octavos y no tanto recordando cómo ha llegado ahí. Porque sólo un gol de rebote salvó al equipo de Fernando Hierro de tropezar ante una Irán que resultó insufrible cuando el marcador le gustaba e inesperadamente peligrosa cuando se le torció la noche.

El cambio tardó en producirse. La primera parte se consumió con los persas comodísimos en su autobús de dos plantas ante una España que cumplió su papel, tocar y tocar en busca de un hueco, pero con un par de velocidades menos de la necesaria. Que llegase al descanso con un 82% de posesión y un solo tiro entre los tres palos refleja bastante bien la impotencia que transmitió el combinado europeo.

Por suerte para el espectador, hastiado del espectáculo protagonizado por un equipo que sólo defendió y perdió tiempo y otro en el que apenas Isco parecía haber saltado al césped con la cabeza y las piernas frescas, y evidentemente también para la propia España, los rojigualdos regresaron del descanso con otro ritmo. Todo el agobio que no había sentido Irán en el primer tiempo se le acumuló en los cinco primeros minutos de la reanudación. Tampoco tardó en llegar el gol: balón de Iniesta, control de Diego Costa, despeje de Hosseini y rebote en la pierna del ariete a portería.

Era el turno de una España desatando su talento, ya sin presión y con el rival obligado a arriesgar. Pero no. Irán apretó algo más arriba, su rival perdió balones en el centro y dudó en defensa y a De Gea se le acabó viendo tanto como a Beiranvand. Hasta hubo que tirar de VAR para confirmar que el árbitro había acertado anulando un gol de Ezatolahi por fuera de juego. Taremi no lo remedó por poco en la recta final pero el marcador ya no se movió. Pese a la derrota, Irán dependerá de sí misma ante Portugal para plantarse en octavos. También España, a la que le basta un empate con la eliminada Marruecos.