Joseba VIVANCO
GRUPO G

El día que Bélgica escuchó el ruego de Eduardo Galeano

En el Mundial de los partidos equilibrados y los marcadores cicateros, los deRoberto Martínez arrollaron a Túnez y pudieron firmar un resultado de récord.

BÉLGICA 5

TÚNEZ 2

 

«Yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y en los estadios suplico una linda jugadita por amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece». Eso fue Bélgica. Lo que el escritor uruguayo Eduardo Galeano rogaba, mendigo del buen fútbol, de una linda jugadita. En el Mundial de los 1-0, de los equipos sobradamente preparados en lo defensivo, en el que hay que mendigar un poco de buen fútbol, aparecieron los ‘Diablos Rojos’ para pasar por encima de una Túnez convidada de piedra que se fue con cinco goles pero pudieron ser media docena más. Es verdad que los belgas no se las han visto todavía con ninguna de las aspirantes a llegar lejos, pero tener a gente como el mago Hazard –dos perlas en forma de goles–, el delineante De Bruyne, que con sus pases hace mejores a los que le rodean, o el demoledor Lukaku –cinco tiros, cuatro entre los tres palos y cuatro goles en lo que va de Mundial–, garantiza cosas. Arrolladora primera mitad de los ‘diablos’ de Roberto Martínez, que en la segunda fueron como ese sprinter que se deja ir sabedor de que su punta de velocidad es suficiente para llevarse la etapa con holgura al ariete del Dortmund, Batshuayi, que perdió una inmejorabe ocasión para emular aquellos cinco goles de Salenko.

Bélgica presenta su candidatura al buen fútbol, que no quiere decir que lo haga al título. Túnez, por su parte, para casa.