Cuando, allá por septiembre, Kirolbet Baskonia celebró su habitual Media Day a cuenta de prever qué iba a deparar la temporada 2017/18, muy pocos repararon en Luca Vildoza. Se le preguntó de sus paseos con su perro por Salburua, de su adaptación a una ciudad como Gasteiz en su primera experiencia europea... algo así como apreciar al «becario» del Baskonia mientras los «mayores» hablaban de Euroliga, Liga ACB y objetivos llenos de mayúsculas. Y lo que son las cosas, el base argentino ha sido, junto con Vincent Poirier –otro que tiene perro–, la mejor noticia de una campaña llena de ellas.

Una vez más, ese eterno optimista que es Xabier Añua fue el primero en reparar lo que escondía la figura delgada, algo tímida, del «pibe» Vildoza. «Es una de las grandes apuestas del Baskonia. Un diamante en bruto que puede llegar a ser una estrella dentro de unas temporadas, y no solo por su calidad, sino por su carácter tanto dentro como fuera de la cancha. Un jugador joven con mucha ilusión y ganas de hacerlo bien. Es consciente de que su aclimatación no va a ser fácil y que se va a ‘tener que romper el culo’ para ganarse los minutos».

Pero hasta el viejo maestro se equivoca. Y en este ocasión, se quedó corto cuando dijo «puede que no aporte desde el primer partido, pero sí el que dará grandes alegrías a la afición el día de mañana».

El Maccabi como termómetro

Los problemas físicos que, de forma alterna, han padecido Granger y Huertas le han supuesto minutos al base bonaerense, y este ha agarrado el toro por los cuernos: 13 minutos por partido, 6 puntos, casi 2 asistencias y un rebote. Números que no asustan, pero que dejan dos partidazos, uno de ellos el primero de la Final de la ACB, en la cancha del Real Madrid, y destacadas actuaciones ante San Pablo Burgos, Obradoiro y el Barça, en el cuarto partido de semifinales.

Pero su consagración ha llegado en la Euroliga. Aún con Prigioni en el banquillo, Vildoza dio un primer fogonazo en la cancha de Maccabi, donde despertó a un Baskonia deambulante bajo la batuta de Huertas y Granger, un fogonazo que se volvió más perdurable en el choque de vuelta ante el cuadro macabeo, realizando un partido grandioso en dirección ¡y defensa!, su gran debe hasta el momento y que está superando con buena nota.

Sin hacer grandes números en la Euroliga, 4,5 puntos, 2 asistencias y 1,3 rebotes, ha sido capaz de aunar su imaginación desbordante y transmitir alegría por el juego. A punto de cumplir 23 años, este producto del Quilmes Mar del Plata está llamado a seguir con la estirpe de argentinos de leyenda en el Baskonia.

Laso, el cuarto técnico más laureado en la ACB

Después de los 12 títulos de Liga de Pedro Ferrándiz, 10 de Lolo Sainz y 9 de Aíto García Reneses, Pablo Laso asciende a la cuarta plaza de este ránking de entrenadores, empatando con Xavi Pascual, después de conquistar con el Real Madrid su cuarto entorchado de la Liga ACB, el primero ante Saski Baskonia.

Desde que llegara procedente de Gipuzkoa Basket en la campaña 2011/12, el preparador gasteiztarra ha roto todos los vaticinios y pronósticos, sobre todo los más optimistas. Amén de los cuatro títulos ligueros en siete finales, el Real Madrid se ha hecho a las órdenes de Pablo Laso con cinco Copas después de seis finales –habiendo perdido solo la final de 2018–, rompiendo una sequía que databa de 1993, y dos Euroligas, alcanzando además dos subcampeonatos continentales –perdiendo en la prórroga frente al Maccabi en 2014– y una quinta Final Four, 2017, en la que su Real Madrid cayó en semifinales.

¡Cuánto erraron los que auguraron una corta, y nada exitosa, andadura de Laso en el Real Madrid! A. G.