Ecay: «Toco jazz por amor a la música, y por unas ganas insaciables de novedad»
Jean-Marie Ecay fue guitarrista de Itoiz en los álbumes «Musikaz Blai» y «Espaloian», dos de sus discos más populares. Su posterior carrera giró del pop y el rock al blues y de este al jazz, donde toca con los grandes. También es el alma del festival «Guitaralde», del 5 al 8 de julio en Hendaia.

Jean-Marie Ecay nace en Donibane Lohizune en 1962. Su ama, Elvira Ezquer, es de Burgi y su aita Humberto de un pequeño pueblo cerca de Iruñea llamado Zolia. «En Burgi hacen todos los años una fiesta de conmemoración de las almaidas, esas barcas inestables, hechas a base de troncos de arboles que cortaban por Izaba, y que luego ataban, y en las cuales bajaban el rio Ezka, hasta el valle Salazar para vender la madera y volver al valle Roncal, andado, y con la pasta en el bolsillo». «Mi abuelo fue almadiero un tiempo y luego pastor. Mi abuela era una golondrina. Esas mujeres que cruzaban el Pirineo para hacer alpargatas en Maule. Mis padres se trasladaron a Dinibane Loizune en busca de trabajo y por dejar atrás la dictadura. Con seis años, pasamos a vivir a Baiona».
Ecay queda prendado de los grupos de verbena que tocan por Burgi, donde pasa los veranos. «Los demás chicos jugaban y yo me quedaba un buen rato escuchándoles a sus pies». Sus aitas también visitan a su familia de Iruñea. Sus primos escuchan mucha música, incluso le piden discos a su aita Humberto para que se los consiga en Baiona. «Así empece a escuchar a Hendrix, Genesis, y sobre todo Pink Floyd. Cuando me metía en la habitación de los primos, era un ritual en el que no había que molestar cuando empezaba la intro sicodélica del órgano de Pink Floyd. Yo estaba tranquilo en una esquina, escuchando, devorando con mis ojos aquellas portadas tan especiales. Yo creo que lo de dejarme el pelo largo me viene de esa época.
Con 11 años, una de sus primas, Isabel, le enseña a tocar “Juegos prohibidos” y al año siguiente su aita le compra una guitarra y le apunta a unas clases. «Fue una vocación directa. Cuando volví a la segunda clase, ya tenia una tirita en un dedo, de tanto que le había dado. El profe me dijo: ‘tú tienes aptitudes y ganas, conseguirás algo si to lo propones’». Y lo hizo..
«Uno de mis primos, Joseba, fue determinante en mi trayectoria, ya que me regaló el bajo Hofner en forma de violín al uso de los Beatles. Grupo, por cierto, del que era fan con solo 12 años. Mi padre no tuvo más remedio, que comprarme un ampli para que lo enchufara. Y ya con 15 años, empecé a tocar en grupos de verbenas profesionales en verano».
En el 83 estudia filología española en la Universidad de Pau. En esa misma época, Jean Bernard Barrenki, Barrabas, técnico de sonido de Itoiz en directo, les comenta que hay un chaval en Iparralde que lo hace muy bien con la guitarra. Itoiz en ese momento había perdido a su guitarrista Germán Ors, más implicado con su carrera de abogado (hoy en día en activo con Country Basque, que ya cuenta con un primer disco). «Y ahí, empezó la aventura profesional para mí. Nunca me había planteado, que lo de la música pudiera ser algo serio. Aunque llevaba, muchos años tocando, en grupos, verbenas, incluso grabando en un estudio, no tenía ejemplos de gente (excepto Michel Ducau), que se dedicara a este oficio, haciendo algo artístico que me pareciera convincente como para que probase también yo».
«Soy muy ecléctico en mis gustos y trayectoria. Llevo años, dedicándome al jazz con prioridad, pero sigo haciendo cositas en el ámbito pop o rock. Soy muy ecléctico en mis gustos y trayectoria. No reniego de mis raíces, sino todo lo contrario. Básicamente soy un rockero-bluesero, al que se le ido la olla, hacia el jazz. ¿Quién sabe porque? Bueno, bromas a parte, sé el porqué. Básicamente por amor a la música, y por unas ganas insaciables de novedad».
«Asumo mi paso por Itoiz y la Orquesta Mondragón. Fueron pasos constructivos de mi personalidad musical. O sea, que estoy muy orgulloso, de haber participado en ‘Musicaz blai’ y ‘Espaloian’ que siguen siendo una referencia para la gente joven. El sonido, los temas y la producción no han envejecido demasiado. La Mondagón fue también una gran experiencia. Solíamos tocar en recintos enormes, fiestas de Madrid, plaza de Cataluña en donde había más de 200.000 personas. Un flipe genial.
Por estos años Ecay también toca en La Noche (Gasteiz):; también con Carles Benavent, enorme bajista catalán... Y participa en el disco grabado en directo con Joan Baez en la plaza de toros de Bilbo. Después de trasladarse a París, es parte de proyectos con tres grandes, al menos,: Didier Lockwood, Galliano y Claude Nougara. Y colabora con gente internacional de primera línea: Billy Cobham, más de doce años y cuatro discos con él, Gino Vannelli, Robben Ford, Jean Luc Ponty... «Destacaría, en mi trayectoria, una persona que ha sido determinante: Didier Lockwood [fallecido el pasado 18 de febrero a los 62 años de un infarto agudo de miocardio]. Él me trajo a París, otorgándome su confianza, y permitiéndome hacer mi primer proyecto como colíder en el trío Caron Ecay Lockwood. Éramos muy amigos y cómplices. He sido incluso testigo en una de sus bodas. Su muerte repentina, me ha causado gran dolor. Todavía no consiguo hacerme a la idea».
A todo este espectacular desarrollo histórico que aconsejamos seguirlo en la amplia biografía –ha colaborado con más de 300 músicos– que ofrece en su página, jeanmarie-ecay.com, hay que añadir su carrera en solitario, reposada, pero persistente. A “Atlantic blues” (1995), “World energy blues” (2001), “Gemini mode” (2014) le sigue “Hamaika” (2017), disco de actualidad. También fue colíder en el mencionado “Caron Ecay Lockwood” y “Ecay, Lelan play Jobin”.
En los dos primeros discos deja constancia de su pasión por el blues, por el surf y la Fórmula 1. Surf continúa practicando y deja como constancia la canción “Mundaka” y “Endless summer blues”. Como aficionado al motor, a Prost, su ídolo y al que llegó a conocer en persona, le dedica “V12”, «en referencia a los propulsores V12 que tenían los Ferrari entonces». Nos da una magistral clase de Fórmula 1, con detalles de erudito, y dice que es el ruido «más bonito, después de la música, jaja». Ya suena a “guitar héroe”. Ya lo es.
En 2003 sufre un punto de inflexión con la guitarra. «Una de las razones de este cambio, es que empiezo a escuchar a finales de los noventa, a una nueva generación de jazzeros, de los cuales Brad Melhdau es el portavoz más mediático. Pero también Kurt Rosenwinkel, Avishai Cohen, Adam Rogers, Brian Blade, Mark Turner, Chris Potter y muchos más.
Y llega, con un severo paso en el tiempo del relato, “Gemini Mode”, tercer disco, y un tema que nos sorprende por su estructura, “Zazpiak bat”. «Es un homenaje a Antoine Dabadi, el ilustre erudito de Iparralde , que nos ha dejado su fabuloso castillo de Hendaia. Me quedé impresionado, cuando supe que hablaba 14 idiomas, y todo lo que hizo. Fue el primero que dijo Zazpiak Bat para Euskadi, una nación, o mejor dicho, un pueblo».
“Hamaika”, su nuevo álbum, es un excelente disco de estándares del jazz, donde la banda y Ecay demuestran un nivel instrumental de máximo nivel. Ecay no tiene límites. «Es un ejercicio difícil y atrevido. Cuando ves la cantidad de discos de estándares tan buenos que se han hecho a lo largo de la historia del jazz, impone respeto a la hora de decidirte por un disco de estas características».
Los proyectos activos de Ecay se multiplican y uno de ellos es Guitaralde, festival que se celebra en Hendaia del 5 al 8 de julio. Se puede encontrar información exhaustiva en guitaralde.hendaye.com.
«Creé Guitaralde en 2012. La idea es que Iparralde es un desierto de festivales comparado con Hegoalde. Siempre tuve la idea de hacer algo por mi Euskadi del alma. Cuando viajas mucho, siempre te acuerda de tu país. Quería aprovechar mis contactos. No sabía, si montar una escuela, pero al final opté por un festival. Conocí a una persona del departamento de cultura de Hendaia, y me apoyó. Y aquí estamos después de siete años. Toqué el primer año. Y desde entonces me he mantenido en la trastienda. No quería, que esto fuera un pretexto para exponer mi nombre, sino hacer una labor cultural de interés público. Soy voluntario, es decir, no cobro por mi labor de organización. Este año sí he decidido volver a la cartelera principal, con Benavent y Viccaro».

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