Evidentemente hay otros churros sanfermineros en la Iruñea festiva, pero ninguno es tan famoso como el de la Mañueta.

Es que soy único. Por una parte, me hacen con forma de espiral, lo que me convierte en el más enrollado del mercado. Y además me preparan con un fuego alimentado por leña, como se hacía al viejo estilo, lo que también supone que sea de los más genuinos.

Desde luego abuela no le hace falta.

No, porque tengo de sobra todas las mañanas de las fiestas. Abuelas, abuelos, aitas, amas, niños, niñas… a todo el mundo le gusto porque soy el complemento perfecto al encierro.

Sin lugar a dudas es un ritual ver la carrera de los toros y a continuación ir a la Mañueta a por churros.

Resulta muy bonito comprobar cómo la gente hace cola a lo largo de tan castiza calle para poder disfrutar de un momento tan especial como devorarme bien untado en chocolate para poner un delicioso colofón a las fuertes emociones que provoca el encierro.

En estos tiempos de dietas y alimentación sana, eso de comer chocolate con churros parece poco apropiado. ¿Se ha planteado reducir, por ejemplo, sus niveles de azúcar?

(Cara de asombro absoluto) Eso sería casi un sacrilegio. ¿Se aceptaría un encierro con cabras en lugar de toros? Teniendo un original tan magnífico, sería una auténtica barbaridad adulterarlo. Entiendo que la gente está muy sensibilizada con lo que come, pero existen límites que no se pueden traspasar y la composición del churro de la Mañueta es uno de ellos.