Beñat ZARRABEITIA

MEMORIAS DE ÁFRICA

Las cinco selecciones africanas cayeron eliminadas en la primera fase, una participación decepcionante pese a la buena imagen ofrecida por Senegal o el talento del nigeriano Musa.

La decepción es evidente, pero no obstante, la semifinal que disputarán esta tarde-noche Francia y Bélgica contará con un claro sabor africano, ya que 22 de los 46 futbolistas que integran las convocatorias de ambos combinados tienen algún tipo de relación con dicho continente. Los cambios sociológicos y las migraciones se hacen notar. 32 años atrás, en el último emparejamiento entre ambas selecciones en un Mundial, la disputa por el tercer y cuarto puesto en la Copa del Mundo de México en 1986, los dos equipos contaban con hijos de migrantes en sus filas. Siendo especialmente notoria la ascendencia italiana con los casos del mítico Michel Platini o del entonces prometedor Enzo Scifo.

En el conjunto francés, además, Battiston, Ferreri o Genghini tenían algún tipo de origen italiano, mientras que las familias de Amoros y Luis Fernández procedían del Estado español. Jean Tigana, por su parte, era de Mali. Fue uno de los pioneros de una larga lista. Y es que en los últimos 30 años, la presencia de futbolistas de origen africano en la selección francesa se ha convertido en algo muy habitual.

En la Eurocopa de 1996, en medio de las críticas xenófobas lanzadas por el ultraderechista Jean Marie Le Pen, los bleus contaron con Desailly, Zidane o Lamouchi, con raíces en Ghana, Argelia y Túnez, respectivamente. Junto a los vascos Lizarazu y Deschamps o los futbolistas procedentes de los territorios de Ultramar, conformaron una selección multicultural que compaginó fuerza y técnica, lo que llevó a este bloque a ganar el Mundial de 1998 y la Eurocopa de 2000. En este último campeonato, organizado conjuntamente por Bélgica y Holanda, los diablos rojos formaron con los hermanos Mpenza, procedentes ambos de la República Democrática del Congo. Fueron los precursores de la integración de los jugadores de origen africano en la selección belga.

Romelu Lukaku, origen congoleño

Repasando la convocatoria de Robert Martínez, un total de ocho futbolistas tienen algún tipo de vínculo familiar o personal con dicho continente. El caso más paradigmático es el de Romelu Lukaku. En una entrevista concedida al portal “The Players Tribune”, el delantero del Manchester United relata la dureza de su infancia, en medio de una familia de origen congoleño que sufría el azote de la pobreza y desigualdad. Su madre «mezclaba agua con leche» y pronto conoció la lacra del racismo. Desde las dudas ante su edad, hasta las más sibilinas: «Cuando marco, me llaman el delantero belga. Cuando fallo, el delantero de ascendencia congoleña». Asimismo, Pierre, el padre del capitán Vincent Kompany, procede del Congo, igual que los de Boyata o Batshuayi o la madre de Youri Tielemans también son congoleños.

Nacer Chadli es de origen marroquí e incluso llegó a debutar con “Los Leones del Atlas” en 2010 en un amistoso en Belfast. Sin embargo, un año después, decidió declararse elegible por Bélgica. Unas raíces que también comparte Marouane Fellaini, cuyo padre fue portero del Raja Casablanca y el Hassana Agadir e incluso tuvo cerca la posibilidad de fichar por el Racing de Malinas belga. Su club de origen no envío el transfer y Abdellatif Fellaini se puso a trabajar como conductor de una línea de autobús interurbana en Bruselas. Maroaune es musulmán, religión que comparte con su compañero Moussa Dembelé, de padre maliense. En total, un 12% de la población belga es de origen inmigrante, pero en los diablos rojos el porcentaje sube hasta el 48%, ya que además de los futbolistas con raíces africanas, la familia del realista Januzaj procede de Kosovo, la madre de Yannick Carrasco es española y Witsel tiene antepasados en Martinica.

Una relación que podría haber sido más amplia en caso de que el seleccionador catalán hubiese incluido en la lista a Jordan Lukaku –el hermano de Romelu–, Kabalese, Origi, Benteke o Limbombe.

Kanté fue tentado por mali

En Francia, por su parte, 17 futbolistas tienen vínculos con el continente africano o los territorios de Ultramar. Se dan circunstancias verdaderamente curiosas, ya que los hermanos de Pogba o Mandanda juegan con las selecciones de Guinea y la República Democrática del Congo. E incluso casualidades, ya que a principios de 2015, la selección de Mali se interesó por Ngolo Kanté con la intención de citarlo para la Copa de África de ese año. El futbolista declinó la oferta con la intención de asentarse en el campeonato galo. Lo que vino después forma parte de la historia del fútbol, el mítico título de la Premier logrado por el Leicester o su eclosión como mejor recuperador de balones del fútbol actual. No fue el único jugador de los bleus sujeto al seguimiento, ya que la federación camerunesa monitorizó a Samuel Umtiti, nacido en Yaounde.

Kylian Mbappé se ha convertido en una de las grandes referencias del Mundial tras su exhibición ante Argentina. No muchos saben que su padre también es camerunés y que su madre es de origen argelino, además de haber sido jugador profesional de balonmano. Hay más casos similares, como los de Ousmane Dembelé con raíces en Mauritania, Senegal y Mali o los de Matuidi cuyos progenitores llegaron de Angola y Congo. Por su parte, el padre de Tolisso es de Togo, el de Rami de Marruecos, el de Sidibe de Mali y el de N’Zonzi de la República Democrática del Congo. En total, el 78% de los integrantes de la selección francesa son de origen inmigrante, ya que a la relación de jugadores con raíces africanas hay que sumar a Varane, Lucas Hernández y Areola, con ascendencia de Martinica, el Estado español o Filipinas. Porcentaje que sería más elevado en caso de Deschamps hubiera llamado a Zouma, Sissoko, Ben Yedder o Payet.

Además, cabe recordar que un total de 29 futbolistas de nacionalidad francesa disputaron el Mundial con otras selecciones. Nueve lo hicieron con Túnez, ocho con Senegal, siete con Marruecos, tres con Portugal y uno con Argentina. En el caso de Bélgica, la selección marroquí citó a Dirar y Carcela-González. El primero creció en Molenbeek y el segundo debutó en un amistoso con los diablos rojos.

El duelo entre Francia y Bélgica muestra a las claras la relación de ambos países con el continente africano, su pasado colonial y la importancia de las personas migrantes a la hora de construir selecciones europeas de primer nivel. Son unas memorias de África muy particulares, alejadas de aquellas que escribió la baronesa danesa Karen von Blixen-Finecke bajo el seudónimo de “Isak Dinesen” y que Sidney Pollack llevó al cine. Ahora, el escenario será el Mundial de Rusia y buena parte de los encargados de escribir las nuevas hazañas del fútbol europeo serán futbolistas con raíces africanas.