Dylan Groenewegen (Lotto NL) logró la victoria ayer con autoridad en la séptima etapa del Tour, la más larga con 231 kilómetros entre Fougères y Chartres. Los corredores se la tomaron con tranquilidad al llegar con importante retraso con todos los hombres importantes de la carrera en el primer pelotón.

El holandés sorprendió al imponerse con gran facilidad a Fernando Gaviria, que había ganado en los dos sprints disputados con Peter Sagan, pero ayer se encontró con un rival más fuerte. El colombiano fue lanzado a la perfección por su equipo, Richeze le dejó a 250 metros de la línea de meta, pero el sprinter del Lotto NL-Jumbo le remontó con facilidad y ganó con más de una bicicleta de margen.

Groenewegen celebró la victoria con su dedo en los labios para pedir silencio y señalar el nombre del equipo en el maillot como respuesta a las críticas que señalaban que no era capaz de ganar una etapa en el Tour tras un día complicado en el que todo el equipo se quedó en el último grupo en los abanicos.

Trabajo con recompensa

El sprinter holandés comenzó el Tour con malas sensaciones y ayer trasmitió sentirse mejor y por eso su equipo asumió la mayor parte del trabajo en el pelotón. Sobre todo fue clave para anular rápido una fuga peligrosa a más de 200 kilómetros de meta, en la que se habían metido corredores del nivel de Vichot, Lampaert, Gallopin, Naesen, Postlberger, Gogl, De Gendt, Theuns, Gerrans y Vermote.

Offredo (Wanty) se marchó después en solitario sin representar ningún peligro para el pelotón y la única emoción de la jornada se registró cuando Movistar, Ag2r y Trek provocaron un abanico en el que de los corredores de la general solo se quedó por detrás el ganador en el Muro de Bretaña, Dan Martin, que enseguida solventó la situación con la ayuda de su equipo.

Esa aceleración acabó con la escapada de Offredo y después lo intentó Pichon (Fortuneo), que aguantó en cabeza hasta que fue atrapado a 38 de meta.

Todo lo que pasó en la etapa se redujo a eso, al sprint, al intento de diez corredores, al pequeño abanico y a las dos intentonas en solitario. Una jornada que debe hacer reflexionar al Tour de la poca conveniencia de este tipo de etapas tan largas que no ayudan nada a vender el espectáculo del ciclismo. Los corredores se defendían con los 41 kilómetros de media, recordaban los 231 kilómetros y los 2.600 metros de desnivel que presentaban la etapa, pero la jornada resultó muy aburrida y todo se redujo a la pelea en el último kilómetro por el triunfo.

Un sprinter en progresión

Dylan Groenewegen logró a sus 25 años su segunda victoria en el Tour tras la del año pasado. Siempre se le ha achacado que ha logrado muchas victorias en ausencia de los principales sprinters, pero este año ya ha ganado la Kuurne-Bruselas-Kuurne, tres etapas en Noruega, dos en Algarve y una en París Niza, Dubai y Eslovenia. La autoridad con la que ganó ayer invita a pensar que no será la última en este Tour. Hoy será favorito.

Llegadas antes por el Mundial

Tanto la etapa de hoy, cuyo final se espera entre las 15:30 y las 15:50, como la de mañana, que acabará hacia las 16:15, terminarán antes para no coincidir con el Mundial de fútbol, que también ha provocado que este año el Tour comience una semana más tarde de lo que es habitual. La etapa de hoy presenta 181 kilómetros entre Dreux y Amiens, con dos puertos de Cuarta en los primeros 71.

Es una etapa más complicada que la de ayer, pero sería una sorpresa que los equipos de los sprinters no quieran aprovechar la última oportunidad de disputar una etapa antes de la jornada del pavés de mañana y de la llegada de los Alpes desde el martes. Por ahora solo Groenewegen, Gaviria y Sagan ha ganado y equipos como el Lotto con Greipel, el Dimension Data con Cavendish, Cofidis con Laporte y el FDJ con Démare no tienen opciones en la general e intentarán apurar sus opciones. Al que no se le espera es a Kittel, último ayer en el pelotón. J.I.