Geraint Thomas (Sky) ganó ayer la undécima etapa del Tour con final en el alto de La Rosière y el liderato en la general tras superar a 300 metros de la llegada a Mikel Nieve (Mitchelton), el más fuerte de la fuga, al que le faltó muy poco para entrar en el grupo selecto de corredores con victorias en las tres grandes.

Estuvo a su nivel, como siempre, en una etapa durísima en la que se registraron todos los ataques que se echaban de menos hasta ahora y unas estrategias de algunos equipos difíciles de entender. Todo se volvió en contra de la escapada de Mikel Nieve desde el momento en el que Movistar mandó trabajar a Bennati y Amador y lanzó a Valverde en el ascenso del segundo puerto de la jornada, el col de Pré. El murciano encendió a 65 kilómetros de la meta la mecha que hizo explotar la carrera y reducir las opciones de Nieve y... de los tres líderes del Movistar.

Mikel Landa trasmitía al final de la etapa que estaba molesto desde el primer puerto de la jornada por las secuelas de la caída del domingo y, en lugar de intentar llevar la carrera de manera conservadora como tantas veces le ha dado grandes éxitos al Movistar, mandó al murciano por delante y, con la ayuda de Marc Soler, que marchaba en la fuga, llegaron a tener dos minutos de ventaja sin que el Sky se inquietara demasiado.

Tanto que a Vincenzo Nibali le pareció insuficiente la marcha que llevaba el equipo inglés y puso a trabajar a uno de los dos compañeros que tenía, Pellizzotti, El italiano bajó la diferencia un minuto y permitió que el Sky llegara con seis corredores a la parte final de la etapa con menos desgaste. El siciliano se quejaba justo el día anterior del poder del equipo inglés. En lugar de intentarlo en el pavés, cuando él era el corredor que podía poner en aprietos al Sky en un terreno en el que es más difícil ejercer su control, le permitió pasar sin apuros aquella jornada y ayer, cuando otro equipo atacó, le ayudó a colocar a Thomas y Froome en las dos primeras plazas de la general.

No solo atacó Valverde, también Dumoulin en el descenso de la Cormet de Roselend. El holandés atrapó al murciano, que no colaboró y luego, al ser atrapado por Thomas en el ascenso del último puerto, permitió al galés marchar a rueda varios kilómetros y que lanzara el ataque definitivo con la frescura que le permitió meter a Nieve 40 segundos y 20 a él en el último kilómetro de la etapa.

Gran etapa del leitzarra

Porque tuvieron que juntarse muchos elementos difíciles de entender para que Mikel Nieve no encontrara el premio que mereció. Estuvo inteligente en la fuga al dejar que trabajaran los corredores del Fortuneo, al colaborar con Caruso y Barguil cuando se quedaron solo con Valgren en la última subida y al marcharse cuando veía que se acercaban los Cofidis Herrada y Navarro y había batalla por detrás. Parecía que la renta le iba a bastar, pero Thomas fue a rueda de sus compañeros y de Dumoulin toda la etapa y lo aprovechó al final para ganar y alcanzar el liderato.

Muchas más diferencias de las esperadas

La segunda etapa alpina abrió diferencias mayores de lo esperado cuando hoy llega la jornada reina con 5.000 metros de desnivel y el final de ayer no era muy duro. Con la bonificación en meta, Thomas sacó 24 segundos a Dumoulin, 26 a Froome, 37 a Dan Martin, 1:09 a Bardet, Nibali, Quintana y Roglic, 1:17 a Kruijswijk, 1:57 a Landa, 2:08 a Zakarin, 3:40 a Valverde, 4:03 a Fuglsang, 4:52 a Jungels y Adam Yates, 11:39 a Mollema y Majka, 16:41 a Van Garderen y 26:17 a Urán. El Tour ha llegado al ecuador y parece que la carrera está solo entre Thomas, Froome y Dumoulin. Los demás están ya a más de dos minutos. J.I