Raimundo Fitero
DE REOJO

Llantos

Primera conclusión: son unos llorones. Una derivada, son unos llorones sentimentaloides. En tercer rebote: ¿de qué o por qué lloran? Las primeras imágenes de esa reunión madrileña de los que van a intentar lavar las ropas sucias de la banda del PP, nos proporcionaron varias intervenciones previas y el no-discurso presentado como el gran discurso que resultó ser excesivamente exculpatorio de Mariano Rajoy y que fue aplaudido por los asistentes durante muchos minutos. ¿Dijo algo relevante? Nada. Que se va, pero que se queda mirando. Que le han echado del Gobierno una cuadrilla conspiradora formado por anti-españoles y no por ser el presidente de un Gobierno comprometido hasta la sobaquera con la corrupción. 

Me pregunto, ahora mismo, sin saber lo que sabremos cuando esto sea parte de nuestro periódico, ¿qué mierda me importa a mí lo que pase con el PP? Y puedo responder seis interjecciones, dos palabras aspiradas y un razonamiento. Aunque parezca un juego trucado, aunque todo sea un espectáculo televisivo, el resultado va a influirnos en los próximos meses y años. Lo hemos aprendido con el tiempo. No somos independientes. No somos autónomos, somos, con suerte, autonómicos con ciertos privilegios. Punto y aparte.

El espectáculo, en sí mismo, es muy curioso. Hablan de democracia interna, de unidad. Y Celia Villalobos aparece y asegura que Pablo Casado ha sido apoyado, incluso pagándole publicidad, por Vox y Hazte oír, es decir de la extrema derecha más promocionada. Los cuchillos sibilinos, la candidata es sibilina, el candidato es un bocazas, socias de Hernando. Los compromisarios andan mirando a las listas electorales de mayo, no al PP ni a España. Es un partido político, una fábrica de aforados y liberados. Hoy veremos otros llantos y otras sonrisas. Y Le Tour.