Raimundo Fitero
DE REOJO

Balcones

Dice el nuevo presidente del PP, Pablo Casado, que representa a la España de los balcones. Se refiere a esos balcones que se llenaban de rojigualdas cuando ganaba la selección de fútbol algún campeonato y que como respuesta al procés catalán sacó a sus barandillas particulares las banderas que llevaban años esperando un triunfo futbolero. Han pasado ya unas horas del cambio del cambio, es decir de la marcha atrás del PP. La España de los títulos universitarios comprados o regalados va a ocupar los espacios informativos, ese lenguaje cargado de odio y rancio, muy rancio se va a ir apoderando del discurso de la banda, que sigue teniendo su cueva y su repertorio de juicios para sentencia donde está  implicada toda la estructura.

Si antes del resultado nadie se aventuraba a adelantarlo ni a posicionarse por si acaso, una vez resuelto el asunto, nadie se mueve, nadie sabe qué va a pasar y los analistas y tertulianos se han quedado esperando consignas, orientaciones en este pantano donde no han desaparecido los cocodrilos todavía. Llega una cara aseada, sonriente, pero con arrugas que aparecen en cuanto se le lleva la contraria. Es un prototipo de político de la extrema derecha. Parece han elegido un antídoto para opacar algo a Albert todo por España, se une a la galería de nuevos políticos europeos de buena percha, jóvenes, de ideología confusa pero escorada de manera obvia hacia la derecha extrema.

 Algunos aseguran que en este congreso extraordinario han resucitado a la vez Aznar y Aguirre, se ha enterrado definitivamente al marianismo y que empieza una nueva etapa. En el partido fundado por Fraga, seguramente. En el conjunto de la vida política española, se esperan corrimientos de dureza verbal extrema y muchos balcones. Ha llegado la versión afeitada de Rafael Hernando. La unidad ansiada será con Vox.