Mikel INSAUSTI
HOTEL ARTEMIS

Thriller retro-futurista con humor negro, estética pulp y artes marciales

En el cine, al igual que en otras tantas manifestaciones artísticas, se suele utilizar una terminología muy engañosa. Se dice que “Hotel Artemis” es una película muy original, pero cuando afirman esto en realidad se refieren a que es diferente de la mayoría de títulos que se estrenan en la cartelera comercial en verano. Porque en la ópera prima del hasta ahora guionista Drew Pearce no hay nada nuevo, o que creativamente resulte de cosecha propia. Por supuesto que no tiene nada que ver con sus guiones para “Iron Man 3” o “Misión: Imposible-Nación Secreta”, pero no es más que una agitada mezcla en la coctelera de ingredientes ajenos. El humor negro, los raros apelativos de los personajes y sus conversaciones ilógicas son marca Tarantino. En cambio, la idea central de la localización que da título y razón de ser a la película remite a la franquicia “John Wick”, protagonizada por Keanu Reeves, y su Hotel Continental. Por no hablar del uso de las artes marciales en las escenas de acción, ya que las armas están terminantemente prohibidas en el establecimiento.

El hotel en cuestion es en realidad un hospital clandestino para delincuentes regentado por una mujer a la que llaman The Nurse, que no es otra que Jodie Foster. Esta mujer sigue unas normas muy estrictas para su exclusiva clientela, con el gigantón Dave Bautista encargándose de la seguridad, y cuyo alias es Everest. Pero la situación se complica cuando corre el año 2028, con disturbios raciales en las calles de Los Ángeles.

El ingreso de un par de ladrones afroamericanos, hermanos para más señas, atrae la presencia del hampón El Rey Lobo, interpretado por Jeff Goldblum, debido a que le ha sido sustraido un valioso objeto valorado en 18 millones de dólares, una pluma estilográfica que guarda en su interior una gran capacidad de contenido que no está dispuesto a extraviar.