EDITORIALA
EDITORIALA

Victoria social que pronto será también victoria legal

El Senado argentino rechazó ayer la ley que despenalizaba el aborto, tras una maratoniana sesión de debate que terminó con la votación ya de madrugada. Aunque la ley fue aprobada en junio por la Cámara de Diputados no ha conseguido pasar el filtro del Senado con lo que termina, de momento, su recorrido legislativo. Es posible que el Ejecutivo plantee cambios en el Código Penal antes del inicio del siguiente curso político, en caso contrario los partidarios de la legalización del aborto volverán a presentar una iniciativa que tendrá que empezar su recorrido de cero.

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, reconoció ayer mismo que el debate sobre la despenalización continuará. La razón es que a pesar del revés sufrido en el Senado, la campaña a favor del aborto ha conseguido que la controversia empape a toda la sociedad. Ha dejado de ser un asunto tabú para convertirse en tema de conversación en escuelas y hogares. De ser una cuestión silenciada los abortos clandestinos se han convertido en un problema de salud pública que afecta a casi 50.000 mujeres al año. Ha sido un debate que ha mostrado el carácter de clase de una prohibición cuyas consecuencias sufren, sobre todo, las mujeres pobres. Pero también ha sido una disputa que ha dejado en evidencia a la Iglesia –a su pretensión de influir en las políticas públicas– y a los sectores que atrincherados en el patriarcado quieren seguir dominando a las mujeres y condicionando su derecho a decidir sobre su cuerpo y su vida. El cambio cultural ha quedado patente en las amplias movilizaciones organizadas por la campaña a favor de la legalización del aborto.

Esta primavera fue en Irlanda donde mediante referéndum se ganó el derecho al aborto. En Argentina los proyectos ni siquiera eran debatidos y esta vez ha llegado hasta el Senado. Nadie duda de que la victoria social la próxima vez se convertirá en victoria legal. La lucha feminista continúa ampliando derechos en todo el mundo.