Raimundo Fitero
DE REOJO

Febrícula

Antes de tener fiebre, los humanos tenemos febrícula, una subida de la temperatura que no llega a ser sintomática. A mí me producen síntomas hipocalóricos, los acaloramientos de las huestes de la extrema derecha española que andan compitiendo por decir la barbaridad más grande. No renuncio a la verdad. Relativa, claro está. No voy a seguir navegando por las heces de la manipulación, la mentira sintomática, los argumentarios y los directores de comunicación de mente arcaica. Lo llevo diciendo muchos años, utilizamos con demasiada inmediatez palabras, insultos, definiciones que no se ajustan a la realidad, y cuando, por ejemplo, llegan los fascistas de verdad les llamamos neoliberales. La banalidad de ciertos conceptos sirve para aplanar la llegada de lo que se ha convertido en algo sin importancia.

La competencia entre Zipi y Zape nos está proporcionando momentos gloriosos. Uno que tiene un máster falso ataca a los que venden productos falsificados de marcas. Es una paradoja que da asco. Otro que lleva viviendo una eternidad de los impuestos de esos españoles que él ve por todas las esquinas, acusa a los manteros de jugar con el dinero de todos los españoles. Acusan a los manteros de acabar con el comercio local los que compran todo por Amazon. Y así vamos asumiendo manipulaciones abstrusas. Que el PP acuse a TVE de manipulación informativa es el colmo del cinismo. No soy un notario, pero está claro de que como hablan de oídas, ellos ven solamente Trece e Intereconomía, acusan a los telediarios de no emitir noticias que sí han emitido. Sería vergonzoso si no se hubiera convertido en un credo natural. Mentir, difamar, convertir en mierda todo lo que tocan. Están en la etapa de febrícula, pero en cuanto acabe este agosto empezará la fiebre electoral. Lo peor es que estos bestias no dan risa. Dan miedo.