Mikel CHAMIZO
DONOSTIA
79. DONOSTIAKO MUSIKA HAMABOSTALDIA

25 años del coro en el que cantan los chicos

La gran familia del Coro Easo está formada por ocho agrupaciones muy diversas, desde el Easo Txiki en el que comienzan a cantar los niños más pequeños hasta un coro de mayores en el que lo hacen sus abuelos. Pero la joya la de la familia, por su rareza, es probablemente la Escolanía Easo, un coro formado exclusivamente por niños varones que este curso ha celebrado el 25º aniversario de su fundación y que el día 21 será protagonista en la Quincena Musical. 

Durante el curso 2017/2018 el Coro Easo ha estado celebrando el 25 aniversario de la creación de la Escolanía Easo, un coro formado exclusivamente por niños varones que es de los últimos de este tipo que sobreviven en la península. Durante siglos, y hasta mediados del siglo XX, era habitual la existencia de escolanías ligadas a las parroquias, monasterios y catedrales, que constituían uno de los ejes centrales de la música religiosa.

En la segunda mitad del siglo anterior, sin embargo, paulatinamente fueron desapareciendo o transformándose en coros mixtos de niños y niñas. Hoy quedan muy pocas escolanías en el Estado español y solo cuatro de gran tamaño: dos en Madrid, las de Nuestra Señora del Recuerdo y la de El Escorial; una en los Països Catalans, la famosa Escolanía de Montserrat; y, en Euskal Herria, la del Coro Easo.

Esta última, además, tiene una historia diferente del resto, pues fue creada desde cero en 1992, cuando el movimiento de escolanías estaba ya en plena decadencia. Fue una iniciativa de José Luis Aranburu, quien primero comenzó a trabajar con niños de los colegios Lasalle y Mundaiz en el coro Easo Txiki y luego abrió las puertas al resto de colegios para formar la escolanía que hoy conocemos. Uno de los propósitos de Aranburu era dar forma a un conjunto con ambición artística, que pudiera hacer música a un gran nivel. Y así ha sido: directores como John Eliot Gardiner o Víctor Pablo Pérez se han deshecho en elogios tras trabajar con la escolanía, y son ahora las hermanas Katia y Marielle Labèque las que van a presentar un proyecto junto a los jóvenes cantores.

 

Gorka Miranda

Gran parte del mérito le corresponde a Gorka Miranda, director de la escolanía desde hace 17 años. Natural de Trintxerpe, Miranda había comenzó a trabajar con coros infantiles con tan solo 18 años y su perfil era el perfecto para sustituir a Aranburu al frente de la escolanía: un músico joven con la carrera de canto y la de pedagogía.

Y, sobre todo, con la firme creencia de que la música hecha por niños no es de menor calidad que la que hacen los adultos. «Está muy extendido que las músicas interpretadas por niños están orientadas a un público infantil y que tienen ‘otro’ valor, inferior», asegura Miranda. «Pero con la escolanía, la mayor parte de nuestros conciertos no están dirigidos a un público infantil sino que hacemos principalmente música para adultos. Ha sido difícil alcanzar ese punto de consolidación para que las orquestas y los directores vean a los niños como músicos de primer nivel», reconoce Miranda.

 

Voces

Algunos lectores se preguntarán qué sentido tiene, en pleno siglo XXI, seguir apostando por un coro formado exclusivamente por niños varones. En opinión de Miranda, «hay ciertas características relacionadas con la maduración de la voz masculina que hacen que las músicas específicamente escritas para voces de niño sean diferentes. Por ejemplo, se nota mucho cuando Norberto Almandoz o Luis Iruarrizaga escriben para un grupo de niñas o cuando lo hacen para niños, las tensiones que afloran en las regiones medias y graves son muy distintas. Eso por no hablar, claro, de todo el repertorio del Barroco y otras épocas». Al principio, los niños y niñas que ingresan en el Coro Easo comienzan a cantar juntos. «Con 7 u 8 años entran al Easo Txiki y niños y niñas aprenden juntos. Ahí se acostumbran a las dinámicas de trabajo de un coro y a tener disciplina. Es a partir de los 9 o 10 años cuando los separamos». Las razones de esta separación puede ser complicada de explicar a los padres. «Se puede asociar a cuestiones de misoginismo, cuando no tiene nada que ver con eso», asegura Miranda. En ese punto, los varones pasan a la escolanía y su regimen de ensayos se intensifica. ¿Por qué? «Porque tengo prisa, solo tengo dos o tres años para trabajar con ellos», explica su director. Efectivamente, sobre los jóvenes cantores de la escolanía flota siempre el fantasma del cambio de voz, que se producirá irremediablemente en el momento menos esperado.

 

Adelanto

En los últimos años, además, este fenómeno fisiológico parece haberse adelantado. «Los niños van mudando la voz más temprano», confirma Miranda. «Antes era habitual tener tiples de 15 o 16 años, pero hoy en día esto es algo excepcional. De hecho, no es raro que algunos niños cambien la voz con 11 o 12 años». Miranda ha podido contrastar esta realidad con los responsables de otras escolanías, como el de Montserrat, quien coincide en que en los últimos tiempos los percentiles del cambio de voz se han ido adelantando también entre sus cantores. «En realidad esto es una señal muy buena, porque que el cambio se adelante es consecuencia de las mejoras en la atención sanitaria y en la alimentación. Los niños superan antes esa etapa de vulnerabilidad que es la infancia. Pero claro, para nosotros es una faena porque ahora apenas disponemos de tres o cuatro años para trabajar con su voz en plenitud».

Otro reto para la escolanía es la deriva que la sociedad está mostrando con respecto al canto. «Es verdad que cada vez hay menos chicos cantando», confirma Miranda. «Cada vez más, lo relacionado con la cultura va en femenino: son las niñas las que más van a artes plásticas, a idiomas, a canto coral... Entre los niños sigue existiendo esa presión sociocultural según la cual, todo lo que no sea dar patadas a un balón es de chicas». Esto no ocurre solo con los pequeños, los coros adultos también tienen serios problemas para atraer voces masculinas. «Es una lucha constante, pero yo no quiero resignarme», defiende el director de Trinxerpe. «Tenemos que luchar contra las modas y los gigantes a nivel mediático o, a este paso, en Euskal Herria no va a quedar un coro mixto que pueda sostenerse».

 

Reciclaje y valores

La Escolanía Easo coronará las celebraciones de su 25 aniversario con un espectáculo muy singular el día 21 en el Victoria Eugenia, en el marco de la Jornada Infantil de la Quincena Musical. Se trata de “Itsasotik eskolara”, que reúne dos obras de teatro musical infantil de Roger Calmel y Georg Philipp Telemann.

Lo especial del espectáculo es que los niños y niñas de la escolanía, y de su coro hermano Araoz Gazte, han creado ellos mismos la escenografía con materiales reciclados y la ayuda de los residentes en la Fundación Social que Emaús tiene en Donostia. Durante varias semanas, los niños han acudido a la sede de Emaús en Camino de Uba y han construido muebles, vestuarios y otros elementos escénicos con la ayuda de estos ciudadanos que atraviesan situaciones difíciles, llevando la alegría al centro y aprendiendo en el proceso un montón de técnicas y secretos teatrales.

Este tipo de iniciativas defendidas por el Coro Easo se han recopilado también en la exposición que el Centro Cultural de Aiete acogerá hasta el 26 de agosto, que da un repaso a la historia de la Escolanía Easo y en la que se abordan asimismo temas como la relación del canto coral con la formación en valores o con el género.