Jakes PARROU
DONOSTIA
A VISTA DE CATALEJO

El vinagre es de Donostia y se lo bebe Anasagasti . ASTE NAGUSIA

Lo único que una ve de bueno a que acabe esta Aste Nagusia es que con ello desaparecerán también todos y todas las caravinagres que hemos padecido estos días. ¿A que la vieja feria de meter gol a un portero móvil de madera parece juego de niños? Pues ahí se han producido trifulcas que ni en el Mundial, entre el barraquero y quienes reclamaban que el balón había pasado la línea, que el campo estaba embarrado o que el cancerbero se movió antes de tiempo. Lasaitasun pixkat, mesedez, que un chiringuito así no da para instalar VAR ni ojo de halcón.

Y, ¿no parece un plan de lo más relajante escaparse a la isla en la motora? Pues en Donostia no, aunque por una vez y sin que sirva de precedente no era protestón autóctono sino borde español el que se enzarzó con el patrón ¡porque el barquito había llegado dos minutos tarde! Se fue con las orejas calientes, eso sí, que a un bregado y fornido capitán vasco no lo achantan tan fácil.

También suena a plan divertido pararse en la Parte Vieja a disfrutar un espectáculo de capoeira, ¿o no? Pero si estamos en Donostia y la calle es Fermin Calbeton, los brasileiros lo tienen claro: una se mosquea porque una patada le ha rozado la cara, otro porque entre los danzantes hay un niño, otra porque van sudados y sin camiseta...

Asumamos la triste realidad, no hay nada más donostiarra que torcer el morro por cualquier cosa, justificada o no: los empujones, los ruidos, las clavadas de los bares, la txerrijana que te sirven por bocata, la humareda de los fuegos, las piedras de Ondarreta, la roña en la barandilla de La Concha... El vinagre lo inventó un donostiarra, como hay dios, y si te descuidas era Aste Nagusia. Pero si es que hasta tenemos término propio para ello... En Sudamérica «hacerse una casqueta» define una sana costumbre sexual, pero en la bella Easo identifica esa rabieta incontrolable que saca la fiera que todo donostiarra lleva dentro.

Así que, Anasagasti, ¡no nos toques los ovarios!