EDITORIALA
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Urgencia doble 43 años después: anular a Franco y recuperar a sus víctimas

Como era previsible, la decisión del Gobierno Sánchez de exhumar los restos del dictador Franco del Valle de los Caídos va a hacer caer las caretas de toda la derecha española. El ultraderechismo confeso saltó primero, la caverna militar se activó después y ahora son PP y C’s los que, al alimón, anuncian que no apoyarán el decreto ley. Recelosos de retratarse como lo que son, recurren de momento a un argumento que quiere aparentar ser meramente de forma: negar la urgencia de la medida. Pero que en realidad remite al fondo de la cuestión: el envenenado legado fascista que ha marcado el devenir del Estado hasta hoy.

¿Cómo no va a ser urgente una medida tan básica y lógica que va a costar casi medio siglo materializar? Mientras Auschwitz se convirtió en centro de memoria apenas dos años después de la derrota nazi y el Museo del Apartheid abrió en Johannesburgo a los siete años del final de la segregación, el Valle de los Caídos sigue homenajeando al dictador que emprendió la sangrienta guerra del 36 cuando han pasado ya 43 años desde su muerte en la cama, 43 años en los que nunca se dio el mínimo paso para reparar esa flagrante humillación a los millones de víctimas.

¿Hace falta alguna constatación mayor de que todo había quedado «atado y bien atado», incluso este elemento simbólico? Pues la hay. Porque en paralelo, en este 2018 hay quienes sí siguen padeciendo la urgencia de la historia y del reloj biológico. El domingo fueron exhumados en Unziti (Nafarroa) los restos de dos víctimas franquistas más, probablemente dos jóvenes jornaleros de la Ribera aún sin nombre. De nuevo ha sido el testimonio de un vecino, entonces niño y hoy muy anciano, quien ha posibilitado el hallazgo. Ha contado al fin lo que el miedo le hizo callar no ya 43 años, sino 82. Eso ha sido y es el franquismo, eso es lo que a PP y C’s no les parece urgente erradicar.