Raimundo Fitero
DE REOJO

Los husos

Algo sucede con los dogmas indiferentes. Europa, o las instituciones europeas, o los expertos o la brisa de la lógica ponen en cuestión los cambios horarios que nos condicionan la melanina cada seis meses. Van a estudiar lo que casi todo el mundo sabe, cambiar de horario de esta manera no es otra cosa que una forma de mantener la simbología de un poder superior que nos explica que el sol sale por el Este. El telediario de la noche, o no, según se mire y desde dónde, de TVE, empezó con conexiones en directo con Mallorca y Coruña, en un sitio era de noche con todo el alumbrado encendido, en el otro no se había puesto todavía el sol por el horizonte.  He dicho bien, se abrió con esto y se dedicó bastantes minutos a hablar del asunto porque no solamente se discute, al parecer, de si cambiar de horario de invierno y verano, sino que de paso se debe decidir qué horario es el preferido por la población para dejarlo fijo. Después de enterarnos de lo que opinan algunos paisanos, entró el informativo en otros asuntos que no preocupan tanto a la población europea como es la operación retorno, la saturación de carreteras y aeropuertos. Se tardó bastante en hablar de Catalunya, porque Sánchez está visitando países iberoamericanos y siempre nos ofrecen cortes relacionados con los lazos, Torra o Zipi y Zape, que por los husos horarios de un lado y otro del Atlántico siempre van en bucle.

El huso que utiliza el reino de España es una herencia franquista que prefirió mantener el horario de Berlín por estar alineado con Hitler que el de Londres que es el que le corresponde como lo usan en Portugal o Canarias. Un detalle más para marcar la diferencia. Cuando el huso horario bajo el que me encuentro me lo permita intentaré comprender lo del sindicato de trabajadoras/res del sexo.  De momento noto mucha moralina.