Óscar Rodríguez (Burlata, 1995) dio ayer al Euskadi Murias su primera victoria en el World Tour en su debut en la Vuelta al imponerse en una fuga de altísimo final en la dura pared de La Camperona, en la que Nairo Quintana fue el mejor entre los favoritos y Ion Izagirre cedió 42 segundos y baja a la séptima plaza de la general liderada por Jesús Herrada.

La victoria de Óscar Rodríguez fue la primera gran recompensa para el proyecto liderado por Jon Odriozola, que salió a la carretera en 2015 para cubrir el vacío dejado por la desaparición del equipo del World Tour del Euskaltel en 2013 y del continental de la Fundación en 2014. Tras tres años duros en la categoría continental en los que solo logró una victoria con Imanol Estévez en Portugal, esta temporada ha dado un salto de calidad impresionante tras ascender a la categoría profesional continental y la de ayer es su octava victoria de la temporada, incluida la de Barceló en el Tour del Porvenir, con ocho ciclistas diferentes.

Una escapada de mucho nivel

Pero la de ayer fue muy especial porque no solo se logró en la Vuelta, donde por ejemplo el Caja Rural solo ha ganado una etapa con Piedra también en su debut en 2012. El mérito es mayor porque Óscar Rodríguez fue el mejor en un puerto especial como el de La Camperona en un grupo de 32 corredores con ciclistas del nivel de Majka, Teuns, Lambrecht, De Plus, Zakarin, Mollema, Kudus, King, Monfort, Henao, De Gendt...

También entraron Gorka Izagirre, Alex Aranburu, Imanol Erviti y Gari Bravo, aunque los dos últimos cedieron antes de llegar a la pared final de tres kilómetros con rampas de entre el 15% y el 20%. Allí se marcharon por delante Majka y Teuns y tras ellos apareció el más joven y el último en entrar en el equipo del Murias de la Vuelta. Los otros siete fueron seleccionados para hacer un stage en altura en Sierra Nevada. Él se fue a correr la durísima Volta a Portugal con unas condiciones extremas y fue el mejor del equipo, vigésimo en la general final y se ganó la plaza que estaba libre.

Con 23 años recién cumplidos, en mayo, ha enlazado los once días de Portugal con la Vuelta y ya en el primer final duro en La Covatilla fue el 28º. Jon Odriozola explicaba tras la etapa que lo guardaban por sus cualidades para la etapa de ayer, pero por mucha confianza que se tenía en él nadie podía esperar lo que hizo.

Formado en el Lizarte, el Movistar prefirió otros corredores y pasó con Murias como stagiaire en 2016 y ya fue el noveno mejor joven de la Volta a Portugal en su debut con 21 años. Esta temporada ha sido tercero en una crono en Alentejo, decimotercero en Zornotza y ganó la montaña en el Tour de los Alpes. Destellos de calidad, que se quedan en anécdotas ante su gran triunfo de ayer.

«No pensaba que ganar estaba a mi alcance»

Óscar Rodríguez repetía en meta que «no me lo creo. Ganar en profesionales no pensaba que estaba a mi alcance y menos en la Vuelta. Con el potenciómetro he ido a 400 vatios y poco a poco he pillado a Teuns y Majka y he visto que podía ir un poco más rápido, que llevaban mala cara y he seguido. Me decían desde el coche que la victoria era mia. Luego no sé por qué se me ha caído el pinganillo a falta de 500 metros e iba a muerte para arriba. Para el equipo es un respiro ganar en la Vuelta, en una carrera del World Tour y sabe fenomenal. El año pasado se acababa aquí en Castilla León y me caí y no llegué. Cosas del destino...».

Jon Odriozola, por su parte, decía que «cuando sueñas y trabajas para conseguir los sueños a veces se cumplen y se ha cumplido el mejor del equipo gracias a Murias, a un grupo humano que ha creído en esto y al talento de los chavales. No solo aquí, desde el principio de la temporada este equipo tiene alma, personalidad y además tiene talento para ganar. No se puede pedir más. Hemos llorado como magdalenas. Esto se vive una vez en la vida. De corredor no lo viví y como director es histórico. Un sueño cumplido».J.I.