Iratxe FRESNEDA
Docente e investigadora audiovisual

Al despertar, la misoginia seguía allí

Hay quien se pregunta si, en el siglo XXI, llamar “puta” a una mujer es un insulto. Depende de quién lo haga, de cuál sea el contexto. Sucede a cada minuto en el mundo, las mujeres son descalificadas en público; esta vez ha sucedido en la Mostra de Venecia. Entre las películas seleccionadas, veintiún largometrajes, solo había una directora, Jennife r Kent, que presentaba “The Nightingale”, una película que narra la venganza de una mujer. Al salir su nombre en los créditos, un periodista gritó “puta”. Este fin de semana en Hondarribia, mujeres y hombres les dan la espalda a aquellas personas que creen firmemente que el espacio público debe ser reconquistado para todos y todas. Un espacio público en el que algunos sujetos no aceptan que existan mujeres profesionales y capaces, mujeres libres. Todavía hay quien afirma que son casos aislados, que no tienen vinculación con unas estructuras sociales y unas relaciones de poder machistas y rancias, porque les resulta demasiado difícil renunciar a sus privilegios. La misoginia, ante la denuncia y el activismo, sale a la luz y demuestra que sigue ahí, como el dinosaurio. No hay cambio social posible sin reflexionar, profundamente, acerca de la misoginia que nos gobierna.