Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Al aire, patos»

Con rumbo fijo

Tras formar parte del equipo de animadores de películas como “Locos por el surf”, “Atlantis: el imperio perdido” o Hércules, Christopher Jenkins ha optado por volar en solitario con esta curiosa película cuya trama también lleva su firma. Sobre el papel, “Al aire, patos” se presenta como una aventura compartida por un ganso outsider y casi siempre enfrentado a la estricta norma aérea que rige la dirección-destino de su bandada y que, un buen día, deberá asumir un rol que jamás hubiera imaginado ni pretendido, hacerse cargo del cuidado de dos pequeños patos.

Lo que nace como una afable propuesta se transforma en un viaje iniciático en el que el protagonista descubrirá un nuevo modelo de conducta en compañía de dos protegidos que, poco a poco, se convertirán en integrantes de su particular bandada. Elaborada mediante un cuidado diseño técnico, este inofensivo trabajo incluye entre sus elementos más destacados el cuidado perfil de unos personajes muy reconocibles, dotados de una gran fuerza expresiva, y una fastuosa escenografía natural que nos acerca a los paisajes de China, una vertiente lógica si tenemos en cuenta que el capital proviene del gigante asiático pero que, más allá de esta obligatoriedad, se revela como un personaje más dentro de todo el engranaje argumental. En su conjunto este largometraje de animación tridimensional resula sumamente efectivo y atractivo pra el público infantil que seguramente se divertirá con algunas de las situaciones que animan esta odisea oriental. Sin trampa ni cartón, sirviéndose de un discurso que nunca buscar dobles interpretaciones, el metraje transcurre sin altibajos acompañado por la banda sonora de un Mark Isham que en los últimos años se ha prodigado muy poco en la gran pantalla.