Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ
SKOPJE
Elkarrizketa
DRAGI GJORGIEV
INSTITUTO NACIONAL DE HISTORIA DE MACEDONIA

«La Macedonia histórica es helena y nosotros somos eslavos»

Dragi Gjorgiev, nacido en Strumica en 1963, es el director del Instituto Nacional de Historia de Macedonia. Desde su autoridad académica, no tiene dudas en rechazar que la actual Macedonia sea heredera de Alejandro Magno. Este formaba parte del mundo helenístico «y nosotros somos eslavos».

Tras el congreso de Berlín, en 1878, la cuestión macedonia se convirtió en una de las causas más importantes en los Balcanes, el quebradero de cabeza de las grandes potencias. A medida que el Imperio otomano perdía territorios y crecían los impulsos por los estados-nación, Grecia, Serbia y Bulgaria se lanzaron a conquistar Macedonia, el cruce de caminos de los Balcanes. Tras décadas de conflicto, la parte septentrional de esta región quedó bajo dominio serbio hasta 1991, cuando Macedonia se independizó pacíficamente de la antigua Yugoslavia.

Los macedonios se libraron de la guerra, y además los países importantes reconocieron sus fronteras, pero ciertas reclamaciones identitarias continuaron marcando el devenir de Macedonia: Serbia no reconoció la Iglesia Ortodoxa de Macedonia y Grecia y Bulgaria negaron la identidad nacional macedonia. La causa con Grecia, que estriba en la cuestión de qué pueblo es heredero legítimo de la antigua Macedonia, la del reconocido Alejandro Magno, podría comenzar a resolverse con este referéndum. Son tres décadas de bloqueo internacional en las que Grecia forzó a Macedonia a cambiar su bandera, eliminando el símbolo del sol de Vergina, y su nombre en el tablero internacional, que es Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM), para convertirse en el miembro 181 de la ONU. Pese a ello, Atenas vetó en 2008 su entrada en la OTAN, que ha cursado una nueva invitación a Macedonia condicionada a la aprobación de este referéndum.

Comencemos por el principio, el tema actual: la cuestión macedonia. ¿Era Alejandro Magno parte del mundo helénico?

Eso creo.

¿Qué le enseñaron en el colegio sobre ese periodo?

Yo era estudiante en Yugoslavia. No nos enseñaban que la nación macedonia estuviera relacionada con la antigua Macedonia. No había conexión porque nosotros somos eslavos, una nación distinta.

Pero el anterior gobierno insistía en que había tal conexión.

Nunca acepté tal conexión. Nuestra lengua es eslava, somos eslavos del sur, como serbios o búlgaros, y solo podemos conectar con pequeñas partes de la antigua Macedonia.

¿Qué país merece el testigo de Alejandro Magno?

De entre todas, aunque no lo merezca del todo, Grecia estaría en el primer lugar de la lista.

¿Que opina del proyecto Sköpje 2014, con estatuas y edificios que rememoran la historia macedonia, sobre todo la helénica?

Me entristece: no es solo el número de monumentos o la arquitectura, sino que se han gastado más de 500 millones de euros. Ese dinero no ha ido a educación, tecnología...

Entonces, según usted, ese proyecto era ilógico, y además confunde a la sociedad.

Por supuesto. Es parte del mundo helénico y no tenemos nada que ver con ellos. Esta idea ha dividido a la sociedad. Hay gente que piensa que tenemos conexión con la antigua Macedonia, pero creo que los más educados reconocen que somos eslavos. Y no es malo ser parte de la cultura eslava. De la rusa. Es un orgullo. Pero el daño ya se ha hecho, y necesitaremos décadas para alterar esa percepción.

¿Aceptar el referéndum es rechazar esa parte de la historia que aún se defiende?

Esa es la idea del acuerdo, porque reconoceremos el helenismo de aquella región.

Compliquemos la ecuación. Los dárdanos, pueblo ilirio, lo que hoy serían los albaneses, estaban aquí en la época de la antigua Macedonia. ¿Podrían ser los primeros pobladores?

El mito de Alejandro Magno llega incluso a ellos. La idea de que los albaneses son los más longevos en esta tierra está escrito en algunos libros. Pero lo importante ahora no es que ellos fueran los primeros, sino que son parte de Macedonia.

 

«Fue Tito el que reconoció el derecho de los macedonios a ser una nación»

Al analizar los 150 años de nacionalismo macedonio, su compleja relación identitaria con Bulgaria es insoslayable.

Gjorgiev reconoce que durante los 500 años de imperialismo otomano la población era solo cristiana y la élite política se identificaba como búlgara, aun reconociendo la idea regional de Macedonia.

Eso sí, recuerda que la lucha por una Macedonia independiente comenzó a mediados del siglo XIX, modestamente, pero de la mano de intelectuales como Georgi Pulevski o Krste Petkov.

El historiador remarca que fue Tito quien dio a los macedonios el derecho a serlo. En 1944 se desarrolló la lengua y el alfabeto y el macedonio se convirtió en oficial. Ello no es óbice para que reconozca que ambas lenguas eran similares y que, a día de hoy, puede entender búlgaro sin problemas.

Destaca que, a día de hoy, Bulgaria es el país de la UE «que más nos apoya» y minimiza que esté reconociendo la nacionalidad a emigrados macedonios.

«Con los papeles de sus abuelos pueden demostrar que son búlgaros. No tienen trabajo y son jóvenes a los que no mueve una relación especial con Bulgaria más allá de la económica».M.F.I.