Pello Guerra
Periodista
IKUSMIRA

Demoler o redefinir, esa es la cuestión

No he visitado el campo de concentración de Auschwitz, pero algunos familiares y amigos sí que han tenido la oportunidad de conocerlo. Y aunque habían leído libros, visto películas y conocían lo ocurrido, recorrer esas instalaciones pensadas para el exterminio les sobrecogió como si fuera la primera vez que escuchaban su historia.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Auschwitz perfectamente pudo ser demolido para eliminar de la faz de la Tierra un espacio de tan abominable recuerdo. Pero se decidió mantenerlo para que las siguientes generaciones no olvidaran lo ocurrido con el fin de que nunca más volviera a repetirse.

Su caso me viene a la mente ante el futuro del Monumento a los Caídos de Iruñea. ¿Demolerlo o redefinirlo? Resulta muy comprensible la postura de quienes quieren borrarlo del mapa, ya que sería un placer ver unas palas echando por tierra ese edificio diseñado a la mayor gloria del franquismo. Pero entonces desaparecería uno de los recuerdos más elocuentes del genocidio perpetrado por ese movimiento fascista que, sólo en Nafarroa, segó la vida de más de 3.000 personas por pensar diferente.

Por ese motivo, también me parece una buena opción mantenerlo en pie, pero redefinido y para enmarcar una explicación detallada del horror que realmente simboliza ese mamotreto en piedra. Para que esa exaltación del fascismo sirva para poner en valor el sacrificio de quienes lo combatieron con la fuerza de sus ideas.

Redefinir o demoler, esa es la cuestión.