Maider IANTZI
DONOSTIA
POR LA PERVIVENCIA DEL PIRINEO

Una labor en común y en positivo de la gente del Pirineo para revivirlo

Pirinioan Lan eta Bizi, Bizirik Gaude y Txantxalan son asociaciones de distintas áreas del Pirineo que coinciden en su espíritu constructivo y que reman a la vez. La idea que transmiten es que es posible («y debe ser posible») vivir aquí y que hay gente que quiere sacar la zona adelante. Han logrado poner al Pirineo en la agenda política.

Primero les presentaremos a las protagonistas, aunque ellas destaquen que en lugar de personalizar prefieren hablar de la labor colectiva. Se han reunido una tarde de otoño en Jaurrieta, en el valle de Zaraitzu, después de tomarse el verano para el descanso. Son Rita Labiano y Montse García, de Otsagabia (de la asociación Bizirik Gaude); Leire Remiro Esnoz, de Orondritz, Joseba Martínez Rey, de Aurizberri, y Eneko Villegas, de Aribe (de Pirinioan Lan eta Bizi); y Silvia Calvo Petrotx, de Burgi (participante de Txantxalan).

Están muy felices por reencontrarse y con ganas de empezar otra vez. Tienen la sensación de que este curso será importante para el Pirineo, porque llevan ya un tiempo trabajando juntos en iniciativas que esperan que ahora se materialicen.

«Si algo nos une es que el diagnóstico que hacemos de nuestros valles es muy similar. Los problemas más importantes son básicamente los mismos: la despoblación y la falta de trabajo, de vivienda y de servicios», indica Calvo. Cada asociación a su ritmo y a su manera ha hecho mesas redondas, encuentros, charlas. Han compartido mil momentos de reflexión. Además, se ha trabajado una ponencia con los parlamentarios navarros intentando diagnosticar todo lo que les ocurre. «Falta tomar medidas e ir resolviendo los asuntos pendientes».

Había que unirse

Recalcan que necesitaban poner al Pirineo en la agenda política. «Somos una zona con unas características muy especiales que necesitamos una perspectiva muy diferente al resto de zonas de Navarra». Ven que la respuesta parlamentaria está en sintonía con ellas y no pierden las ganas o el compromiso de estar pendientes de que realmente sus representantes políticos se ocupan de sus pueblos y valles. «Es nuestra tarea. Esperamos que lo sembrado el año pasado dé frutos. Y si no es así, habrá que regar lo que haga falta».

Martínez Rey participa tanto en Pirinioan Lan eta Bizi como en la Mesa del Pirineo. Destaca la necesidad que tenían como zona de unirse. De ahí surgen todas estas iniciativas. «Nos damos cuenta de que tenemos que remar todos a la vez: colectivos sociales, instituciones y otros órganos que después de todo el trabajo se han percatado de que hay un gran problema que no afecta solo a los que vivimos aquí sino también a la gente de Nafarroa, de Euskal Herria, a todo el mundo que quiere que sigamos viviendo y cuidando del paisaje. Creo que poco a poco lo conseguiremos».

La acción de los murales

Otra de las actividades que han llevado a cabo juntas ha sido la realización sincronizada de cinco murales reivindicativos en cada valle, convocando a la gente a que acudiera a un lugar un día concreto y poniéndose a pintar todas la misma imagen y el mismo lema en favor del Pirineo [véase la segunda fotografía]. Han recogido la experiencia en un vídeo que quieren presentar en noviembre.

Bizirik Gaude surgió en 2008 en Zaraitzu. Visibiliza el tema de la despoblación en el Pirineo valiéndose de la revista local “Mendixut” o del teatro. «El año pasado hicimos una campaña más concreta trabajando en la concienciación respecto a la población. Nos financiamos de un mercadillo de segunda mano que se hace en verano», apuntan Labiano y García.

En Txantxalan empezaron a juntarse a finales de 2016. «Somos un colectivo muy pequeño que surgimos en Burgi de gente con mucha afinidad y compromiso político y social de hace muchos años. Queremos vivir aquí, valoramos la vida aquí. Estábamos hartas de escuchar todo tan gris y un panorama tan oscuro. Quisimos ponerle luz e ilusión», explica Calvo llena de entusiasmo. Han celebrado unas jornadas de encuentro y reflexión. «Han salido de maravilla. Nos hemos reunido cien personas de todo el Pirineo, con técnicos y políticos del Gobierno de Navarra. Escuchándonos hemos ido aprendiendo mucho y poniendo sobre la mesa asuntos pendientes que quisiéramos ir resolviendo».

Piden igualdad

Pirinioan Lan eta Bizi es el colectivo que abarca Artzibar, Erro, Auritz, Orreaga, Luzaide, Aezkoa y Oroz. «Celebramos un mercado hacia el 8 de diciembre. El año pasado nos tocó hacerlo en Luzaide. Un día o dos días antes realizamos una mesa redonda en torno a un problema. En la última mesa abordamos el tema de la identidad. Luzaide está en la muga con Iparralde. Un puerto les separa de Orreaga y la situación geográfica le une más a Iparralde», cuenta Villegas.

El mercado visibiliza, además, que es posible trabajar y vivir en el Pirineo. «Realmente hay mucha más gente de la que parece trabajando y viviendo en nuestros pueblos y valles». Las tres asociaciones trabajan en positivo. Aunque hablen de temas como la despoblación que pueden resultar tristes, le dan un enfoque constructivo. «Además de que puede ser posible, debe ser posible. Esto no puede ser una postal. Tenemos los mismos derechos que el resto de los navarros, porque las obligaciones las cumplimos igual», aseveran.

Les preguntamos sobre sus reivindicaciones más importantes. En la educación solicitan una mejora en los ratios de las guarderías. «La población está muy dispersa, los servicios son mancomunados y se aplican ratios que pueden funcionar en otras comarcas pero que aquí son inviables. Dejan a numerosas familias sin servicio».

Con 16 años, a estudiar fuera

El Pirineo no tiene demasiada población joven residiendo entre semana. «La gente de estos valles tiene que irse con 16 años, algunos incluso antes, a estudiar a Iruñea para toda la semana, porque no hay un transporte de ida y vuelta. En la zona de Erronkari los desplazamientos a un centro de Bachiller son inviables. Los centros están a una hora de coche. Eso provoca desarraigo, porque la gente joven sale a los 16 años a Iruñea y hace su vida allí».

Como consecuencia, sucede también una fractura social. Las familias se dividen. «Una parte, casi siempre la madre, se marcha con los hijos que van a estudiar a la ciudad y se queda la otra parte en el pueblo en el que viven. Eso es una realidad que en muchos sitios no creo que se toleraría. Y aquí impacta la normalidad con que se vive, porque forma parte de la experiencia vital de casi todas. Son los únicos jóvenes navarros de 16 años que tienen que irse a vivir a otro sitio».

Plantean la necesidad de construir institutos con modelo D más cercanos, en Irunberri o Zangoza, para todo el Pirineo.

La opción alquiler, ni el 5%

Más del 60% de las viviendas del Pirineo tienen más de cien años y la desocupación es casi de un 40% o más, dependiendo del pueblo. La opción alquiler no llega al 5%.

«Tenemos un montón de casas vacías, de gente que no vive aquí, casi todas en venta con precios desorbitados. La única forma de vivir aquí es construir una vivienda propia, lo que no es fácil sobre todo si eres joven y no tienes trabajo estable. Hay jóvenes que quieren quedarse pero no pueden emanciparse, por lo que acaban marchándose a núcleos más grandes». Están trabajando para que las casas públicas como la del médico o del profesor de la época del franquismo, que están deterioradas, se puedan arreglar con el dinero de las instituciones para ponerlas en alquiler.

En lo que se refiere al empleo, la mayoría está relacionado con los servicios públicos: profesorado, centros de salud, personal de carretera… Por otra parte, la tasa de autónomos es la más alta del herrialde: trabajan en el sector servicios (comercio, hostelería y turismo) y el primer sector (agricultura, ganadería y forestal). Por ejemplo, en el valle de Erronkari tienen «un gran problema de falta de relevo generacional. Por un lado, en el entorno familiar. También está la opción de que coja el relevo otra persona ajena a la familia. Parece que esta opción no estaba en la mentalidad de estos pueblos, pero creemos que es una de las vías que hay que abrir. Ojalá fuera otra manera de atraer nueva población al Pirineo. Falta mucho por hacer. Mucha concienciación, cambiar las formas de trabajar…».

Sienten que harían falta medidas concretas y urgentes de incentivación por parte del Gobierno navarro.

 

Cinco minutos para esta zona en cada movimiento parlamentario

La gente del Pirineo recogió 2.500 firmas para pedir al Parlamento navarro que les dedique cinco minutos y que cada vez que apruebe una ley plantee cómo afectará a esta zona. Además, invitaron a los parlamentarios para que se reunieran con ellos en el Pirineo. «En una mesa multisectorial, hablamos de turismo, educación, sector primario, servicios, cultura… para que entendieran de dónde venía esa necesidad de tener una perspectiva de Pirineo, porque las políticas que funcionan en otras zonas de Navarra aquí son más difíciles de aplicar», explican las tres asociaciones entrevistadas.

Como fruto de la labor con las instituciones nació la Mesa del Pirineo y se puso en marcha un trabajo de ponencia parlamentaria. «Se abrió un tiempo muy amplio de grupos de labor en los que se implicó mucho la gente de todo el Pirineo. Había doce grupos trabajando específicamente en diagnósticos de área. Toda esta tarea la recogió la ponencia parlamentaria». El informe está casi terminado y este fin de año prevén que se ponga en común, ya con medidas concretas. Es lo que esperan los colectivos sociales, además de un pleno monográfico en la Cámara y que los parlamentarios vuelvan a reunirse con ellos.M. I.

 

«Como si cada decisión pesara toneladas»

Las asociaciones apuntan que los jóvenes del Pirineo deben decidir como si les fuera la vida en ello si se quedan a vivir aquí o se van a otro sitio. «Tienen que decidir si siguen adelante con la economía de su familia y de su pueblo, ¡como si cada decisión pesara toneladas! Esto no les ocurre a los jóvenes de otras zonas». Quieren que el Pirineo sea una opción de vida.

«Los jóvenes lo viven como una atadura. Es como un blanco o negro, un todo o nada. Un vértigo. Por ejemplo, si mi padre es ganadero y en mi familia vivimos de eso, casi desde los 8 años estoy pensando si de mayor quiero ser ganadero o no. No dejo desarrollar mi mente y mis inquietudes, sino que tengo que decidir. Eso ha marcado la propia sociología que tenemos», explican. Añaden que cada vez menos jóvenes entran en el sector primario, pero que los que se marchan a estudiar a Iruñea cada vez tienen más inquietud de volver. «Al que ha salido y ha visto un poco más de mundo le parece que el pueblo es atractivo. En cambio, al que se ha quedado le parece que no hay futuro. Se dan contradicciones importantes».M. I.