Raimundo Fitero
DE REOJO

Lejías

Manuel Marlasca, en el programa de La Sexta, “Informe Marlasca”, entrevistó a cara de perro a Josep Pàmies, al que se conoce como el charlatán que asegura cura el autismo con lejía. Digo a cara de perro porque no le dejaba irse por las tangentes, sino que le situaba en cada pregunta y repregunta en ese lugar tan difícil de definir como es la verdad. O su parecido más verosímil. Y es que este caso es emblemático de lo que sucede con la cantidad de seudo científicos que aseguran curaciones milagrosas de enfermedades que producen escalofríos su simple enunciado.

Esto va más allá de las dietas milagro, de los crecepelos o del alargamiento de pene, la homeopatía de entretenimiento. Se trata de una aparente lucha entre la farmacología industrial y unos individuos que aseguran que, con fórmulas y principios activos de la botánica básica, logran avances en asuntos tan complicados de atrapar como el autismo. O quienes llevan a desesperadas personas con cáncer a que abandonen su medicación agresiva y les aseguran que con otros productos se puede lograr la curación.  El curandero de la lejía asegura algo que tiene fundamento: la medicina y la farmacología no quieren curar sino convertir en crónica la enfermedad para no perder clientela. Es una mirada al asunto que viene de lejos, las teorías de los que creen que el cuerpo se cura solo, con tiempo, pero que se agrava en estos momentos por los medios de comunicación virales, las redes y la facilidad para vender y comprar productos milagrosos por internet. Lo más impresionante del reportaje de Marlasca era el lugar donde se celebró una especie de conferencia y las declaraciones de médicos y familiares de niños autistas. Sembraron dudas. Unos no acaban de rechazarlo y otros se apuntan, por si acaso. Con unas dosis de lejía.