Ramón SOLA
DONOSTIA
SÉPTIMO ANIVERSARIO DE LA DECLARACIÓN DE AIETE

El GIC dice adiós recalcando avances y «esperanzado» sobre los presos

Cumplido casi todo el mandato que se dieron en 2011, los miembros del Grupo Internacional de Contacto volvieron ayer a Aiete para hacer balance y decir adiós, o al menos hasta luego. Brian Currin no ocultó que quedan resolver temas como la situación de los presos, pero ve factores para confiar. Y el Foro Social y Bake Bidean añaden otros retos.

Brian Currin, Alberto Spektorowski y Raymond Kendall cerraron ayer tarde en el Palacio de Aiete, primero en un balance privado para los agentes vascos y después de un acto público, la trayectoria del Grupo Internacional de Contacto (GIC). «No creo que nos necesiten ya, se han demostrado a ustedes que son capaces –sentenció Currin–. Con la base que se ha puesto, ya solo pueden avanzar».

Sus palabras fueron escuchadas por representantes de PNV, EH Bildu, Elkarrekin Podemos, Geroa Bai, la mayor parte de los sindicatos vascos y otras importantes organizaciones sociales. El acto fue pródigo en agradecimientos y recuerdos, sobre todo a Kofi Annan, que encabezó la Conferencia Internacional de 2011 y falleció este agosto.

Currin repasó el mandato de que se dotaron hace siete años para constatar que la práctica totalidad está cumplida. Y no obvió que «no ha sido fácil», pero también dejando caer que «hablar de ‘normalización política’ en el País Vasco allá por 2010... eso era una locura». Desde entonces no solo ETA finalizó su acción armada, se desarmó y se ha disuelto, sino que «casi hemos olvidado que no existían Sortu o Bildu», apostilló el abogado sudafricano, y también se ha avanzado en cuestiones como el diálogo político, las víctimas, la confianza de la sociedad en el proceso...

Certificado todo lo conseguido, Brian Currin admitió que quedan cosas por resolver, y sobre todo la cuestión de las personas presas. No obstante, «hay razones para que todos seamos optimistas y pensemos que esto puede progresar», apuntó. Citó entre ellas el cambio de gobierno en el Estado español, la nueva mayoría parlamentaria en Madrid, la posición de asociaciones de víctimas como Covite y la petición por parte de los presos de «una hoja de ruta para tener certeza de lo que pueden hacer». Considera que todo ello va evolucionando a la vez y puede acabar cristalizando en soluciones. Con un aviso final: «Hay esperanza, pero ustedes tienen que presionar, hacer ruido, labor de lobby...»

También en la cuestión de las víctimas advierte pasos adelante. Aludió expresamente a la posibilidad de una ley sobre la «brutalidad policial» en la CAV, aunque a sabiendas de que «hay lobbies en contra» y «también hay partidos abertzales que no la ven suficiente. Pero es un avance».

Tres «piedras angulares»

Tras las palabras de Paul Ríos (Lokarri) y del alcalde de Donostia, Eneko Goia, el acto lo cerraron Anaiz Funosas (Bake Bidea) y Agus Hernán (Foro Social Permanente), tomando el relevo de esa «energía» precedente. En su intervención detallaron tres retos pendientes: «Reconocimiento para todas las víctimas de todas las violencias; solución integral para las personas presas, huidas y deportadas; y memoria inclusiva que respete todos los relatos».

Entre agradecimientos al GIC extendidos al centro Henri Dunant o Jonathan Powell por una labor más discreta pero eficaz, Bake Bidea y el Foro Social Permanente constataron que sin esta implicación de la comunidad internacional «nuestro proceso, tan singular» hubiera sido aún más difícil. Por cierto, Currin prometió que si en el futuro se produjeran nuevos bloqueos, están dispuestos a volver.

Por la mañana, el GIC tuvo sendas reuniones con el presidente de la Mancomunidad Vasca, Jean René Etchegaray, y el secretario general de Sortu, Arkaitz Rodriguez.