Raimundo Fitero
DE REOJO

Fogones

Alberto Chicote estrenó programa en La Sexta, con unas decenas de kilos menos y con  un formato de reportaje de denuncia. El tema elegido era muy bueno: las comidas en las residencias de ancianos. Hay tomate. Y mucho. Recorrió residencias privadas, públicas de gestión privada y públicas, públicas. Y se convirtió en un programa estrella. Que se repetirá porque nos proporcionó datos, se acercó a una realidad que parece rozar el código penal. 

Los fogones de las residencias son una estafa. Ni en privadas ni en públicas de gestión privada le dejaron entrar a los fogones. A excepción de la pública, pública, concretamente en Extremadura. Entró en los fogones, probó la comida, vio los menús especiales para los internos con necesidades diferentes y comprobó cómo había más trabajadores, que internos. Casi la mitad más. Un detalle. Y lo que pagaban los internos era menos, obviamente, que en las privadas que han hecho un negocio con las necesidades de los ancianos, con situaciones realmente graves como nos mostró Chicote. Aquí hay un tema serio, porque dentro de poco seremos muchos más ancianos. 

Uno siempre sospecha que los fogones de ciertas actitudes políticas o económicas están en algún lugar con fachada y publicidad engañosa. Un banco que lleva el nombre de la capital de Cantabria declaró hace muy poco que Jair Bolsonaro, el fascista que puede ser presidente de Brasil, «genera expectativas positivas». ¿Algo más? Y resulta que se ha descubierto una trama de fraude fiscal europeo y los investigadores señalan a ese mismo banco como supuesto participante en la misma. A nadie le sorprende. Y completo este menú con una sentencia del Tribunal Supremo que dice que los impuestos de las hipotecas los deben pagar los bancos. Están bajando su cotización en Bolsa todos. Sinvergüenzas.