Tengo un convencimiento profundo: todo lo que nos está sucediendo en el terreno del retroceso en libertades y derechos es fruto de una negligencia general con la enseñanza privada, especialmente la doctrinaria, la de los colegios de la secta milenaria y sus sub-sectas de órdenes y congregaciones. Se acaba de descubrir que un colegio propiedad de los salesianos en un barrio de Madrid les decía a sus alumnos que los ricos tenían siempre más capacidad para todo, por el simple hecho de ser ricos. Esto es pura ideología de Zipi Casado y el lanzador de huesos de aceitunas, Teo, que se ha convertido con su acento murciano, en la voz más faltona e indigna de todo el panorama actual. La exministra Tejerina y su referencia a los estudiantes andaluces, es fruto de lo mismo, la soberbia de clase económica. 

Y eso se aprende, como se sabe, en las escuelas dogmáticas. Ahí sí que adoctrinan a los niños y niñas, no en las ikastolas, ni en la escuela catalana. Además, se adoctrina de manera profunda y con mentiras y pensamientos acientíficos. Reaccionarios de manera clara y evidente. Por eso vemos a estos dirigentes jóvenes, repeinados, con estudios en esos colegios, que forman parte del núcleo duro de lo retrógrado, de la derecha recalcitrante, de la ultra derecha social y política que está contaminando todo de una manera insufrible. Ante esta gangrena antidemocrática, la sociedad entera debe hacer frente. Sucede aquí, allí, al lado, encima, abajo y en la nube. No se puede aguantar más esta manera de cambiar la historia, la memoria, los datos, la realidad, de una manera premeditada, programada, para socavar cualquier vestigio de limpieza democrática que sirva para que de nuevo la Política, con mayúscula, aunque sea partidista, vuelva a tener alguna presencia. Y denunciar este adoctrinamiento infecto.