Iñaki Uriarte
Arquitecto
KOLABORAZIOA

Día Mundial del Urbanismo, el frontón de Araia

Hoy 8 de noviembre, Día Mundial del Urbanismo se pretende concienciar a los habitantes del mundo de la necesidad de apreciar la configuración urbanística especialmente de aquellas zonas o centros urbanos donde mejor se conservan y expresan las singularidades del lugar. En Euskal Herria estas consideraciones tienen en muchísimos pueblos una de sus tipologías más singulares e identitarias: las plazas frontón.

Esta especificidad urbanística que tiene al frontón como lugar central de la población es ya por sí mismo la plaza del lugar, en su más amplio sentido espacial y social. El elemento referencial, el frontón, en ocasiones es solamente un frontis, una simple pared de piedra, la tipología habitual en Iparralde, exenta o adosada a una edificación; en otras se complementa con una pared izquierda y en ocasiones en la derecha se acompaña de una edificación delimitando el recinto que puede ser fachada de vivienda, un espacio público correspondiente a los bajos de un edificio o el aterpe de una iglesia. En definitiva las variaciones son múltiples pero su característica fundamental e irrenunciable, propia de una plaza, es tener el cielo como techo.

Desde hace unos años estas plazas frontón están sufriendo deformaciones cuando no demoliciones muy preocupantes. Se empezó hace años con el recubrimiento de los bellos frentes de sillería para pintarlos de verde creyendo que acudiría la televisión a filmar algún partido. Pero ya antes se cometió una grave deformación, la cubrición de frontones de plaza libre. Basándose en un mayor aprovechamiento del recinto en caso de lluvia, como si fuese un fenómeno nuevo, en demasiados casos se ha procedido a cubrir este singular espacio con resultados decepcionantes, salvo alguna excepción, incluso admitiendo que los elementos de soporte y los de la cubierta en sí mismos pudieran ser interesantes pero el resultado no. Curiosamente en Iparralde en céntricas plazas y con el mismo clima no se ha cubierto ni uno solo, cuestión cultural.

El Ayuntamiento de Asparrena en Araia ha anunciado su propósito de cubrir el frontón Iturbero situado en el centro del pueblo, aparentemente sin suficientes motivos razonados, valorando todas las circunstancias y consecuencias que ello supondría.

Se trata de un frontón de 1876, de los más antiguos de Araba, de reducido tamaño, actualmente 25,40 metros de largo con un frontis de sillería de 8,96 metros de ancho y 10 metros de altura con el suelo de hormigón pulido, restaurado en 1983. El espacio está definido por su pared de la izquierda de mampostería, ambas desafortunadamente pintadas del rutinario color verde, y en la derecha un edificio algo más alto de estilo neoclásico porticado con siete arcos que incluso cumple una función de espacio de estancia y contemplación cuando se juega, así como en otros momentos de ocio urbano.

Las cubriciones de frontones, especialmente estos de plaza situados en los centros de los pueblos, una experiencia contrastada en muchos casos, son un grave error con abundantes ejemplos de nefastos resultados, ahora parece que asumidos.

Como primera afección, al exagerar necesaria y notablemente su altura, se crea una volumetría invasiva, desproporcionada, que altera su sencilla geometría con la conversión del tríodo fundamental, paredes y suelo, deformando rotundamente su sentido compositivo y su esencial y tradicional condición de espacio abierto, exento, diáfano del frontón abierto. Se convierte en una construcción cerrada más que pierde su presencia, sentido histórico, formal e interés patrimonial.

Asimismo, irrumpe afectando y desordenando la escala, modificando la integración, percepción del lugar y la relación armónica con la trama urbana circundante, elementos fundamentales de la coherencia urbanística y casi siempre se crea un impacto paisajístico en el pueblo muy perceptible. Su única pobre justificación es que se convierte en una sala que permite juegos y otras actividades sociales en momentos de climatologías desfavorables y horarios nocturnos.

El segundo error es que el Ayuntamiento de Asparrena ha convocado lo que se denomina «Asistencia técnica para obras de cubierta del frontón Iturbero de Araia» con unas bases que son inadmisibles cultural y profesionalmente por lo que han sido respondidas con un recurso de reposición por el Colegio de Arquitectos Vasco Navarro.

No es un concurso de proyectos que exige predomine la propuesta arquitectónica, aquí es la económica, con una inaceptable mesa de contratación de funcionarios del propio Ayuntamiento, que no es un jurado, sin mayoría de arquitectos, solo la municipal que en principio no es una garantía absoluta, pero pueden opinar con más conocimiento y además obliga a proyectar sin premio alguno, algo injusto, inseguro e insólito. Esto es una simple subasta de ofertas donde el precio es determinante sobre otros importantes y prioritarios condicionantes.

Si resulta decepcionante en el siglo XXI tener que luchar por salvaguardar elementos tan singulares y arraigados del urbanismo, es además sorprendente hacerlo frente a un ayuntamiento de EH Bildu al que suponemos defensor de los valores del sentido identitario del país en todos sus aspectos, y el frontón abierto de plaza es uno de los más significativos signos del patrimonio cultural vasco. La plaza frontón podría definirse como una arquitectura vacía plena de encuentros. Profundamente arraigada en la conciencia popular como paradigma del espacio vasco por antonomasia.