Aritz INTXUSTA

LAS ESCANDALOSAS ÚRIZ PI, DOS GRANDES ANTIFASCISTAS OLVIDADAS

El periodista Manuel Martorell da forma de libro a su investigación sobre las maestras navarras Pepita y Elisa Úriz Pi, dos líderes comunistas que jugaron un papel clave en la Resistencia francesa. «Fueron mujeres adelantadas a su tiempo, valientes, comprometidas», destaca el autor del libro publicado por Txalaparta.

El último libro de Manuel Martorell siembra una duda subversiva. ¿Y si dos de las figuras políticas mas relevantes del siglo XX en Nafarroa hubieran sido dos mujeres, rojas, antifascistas, exiliadas y olvidadas? El periodista encontró referencias a las hermanas Pepita y Elisa Úriz Pi cuando seguía los pasos del comunista navarro Jesús Monzón, quien desde su exilio en el Estado francés digirió el llamado «maquis español» contra Franco.

Su libro, “Pioneras. Historia y compromiso de las hermanas Úriz Pi”, se adentra en la vida de estas mujeres, persiguiéndolas desde el pueblecito de Badostain, en Eguesibar, hasta los bloques de viviendas de arquitectura comunista en los que Elisa vivió sus últimos días.

Por el camino, el libro recorre algunos de los principales hechos históricos que marcaron el devenir de Europa y del resto del globo: la lucha contra el nazismo y los intentos del socialismo por encontrar un modelo político justo, equitativo y digno. Pues, mientras la Nafarroa natal de estas hermanas se agostaba ahogada por el conservadurismo navarrista, las Úriz Pi vivieron la vanguardia.

«Fueron mujeres adelantadas a su tiempo, valientes, comprometidas. Hay muchas mujeres con ese perfil en el periodo republicano y en los años 20 pero la particularidad de estas hermanas es la proyección internacional que tienen las cosas que hacen. Sobre todo, las de Elisa y principalmente, en la lucha de los derechos de la mujer», explica Martorell. Elisa llegó a estar en el Secretariado, el equivalente a la Ejecutiva, de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, que fue la mayor organización de mujeres que ha existido en la Historia. En concreto, esta organización reunía a 80 millones de mujeres de 50 países. Elisa entró a la dirección de esta Federación en calidad de representante de la UMAE (Unión de Mujeres Antifascistas Españolas). Desde esa posición, Elisa propondrá a la ONU la conmemoración del Día Internacional de los Derechos de la Infancia. Reivindicación que consiguió y que se sigue celebrando cada 20 de noviembre.

Para entender cómo una de estas hermanas obtuvo esta relevancia, hay que echar marcha atrás. Volver a Badostain, para tomar rumbo a Madrid en 1903 para que Pepita (diez años mayor) estudie Magisterio. La menor seguiría después sus pasos. Una vez convertidas en maestras, se trasladan en Catalunya. Pepita era brillante e innovadora, fijaba sus métodos de enseñanzas siguiendo las nuevas corrientes de María Montessori, Emile Jacques Dalcroze y otros renovadores de la pedagogía.

En 1916, la Escuela Normal de Girona se convertirá en un laboratorio de sus métodos de estudio. Pero sus actitudes, según el libro de la editorial Txalaparta, chirriaron en aquella ciudad. Las Uriz Pi vestían de forma sencilla, no se tocaban con sombrero y se convertirán en el foco de las críticas cuando se llevaron a sus alumnas a la manifestación del Primero de Mayo de 1917.

Tras abandonar Girona, en 1921, las Úriz Pi revolucionan la Escuela Normal de Lleida con las lecturas que proporcionaban a sus alumnas. Pepita introduce entre ellas “La condición social de la mujer en España. Su estado actual: su posible desarrollo”, de la socialista Margarita Nelken. Otros profesores del centro acabaron pidiendo amparo al obispo para parar los pies a esa maestra tan peligrosa.

Pepita se defendió y acabó montándose una monumental. Más de 400 intelectuales salieron en defensa de la maestra censurando el ataque de la Iglesia contra la libertad de cátedra. Firmaron un escrito en favor de la badostaindarra Ortega y Gasset, Unamuno y Machado, entre otros. Llegó entonces el dictador Primo de Rivera y acabó expedientando a la maestra.

De las aulas a líderes de la Resistencia

El libro tiene el detalle de no olvidarse de estos esfuerzos de Pepita en su verdadera vocación. El volumen se completa con ensayos de Salomó Marqués (profesor emérito de Pedagogía de la Universitat de Girona) y María del Carmen Agulló (profesora de Historia de la Educación de la Universitat de Valencia). Ambos se adentran en los debates educativos de aquel momento y cómo funcionaba la persecución de las ideas. Y pese a haber pasado tanto tiempo, aquella pelea se revela aún de rabiosa actualidad.

Y es que lo fácil hubiera sido centrarse en los acontecimientos posteriores. El alzamiento fascista de 1936 empujó a las hermanas labores hacia destacadas en la retaguardia, que ellas desarrollaron dentro del PSUC. Allí hicieron un contacto trascendental con los hermanos Miret. Y ya en 1939, con la caída de Barcelona, cruzaron la frontera.

Su condición de líderes del PSUC, la suerte y la audacia les libraron de los campos de concentración. Contaron con el apoyo del propio Jesús Monzón y del poeta Pablo Neruda, entonces cónsul chileno. Muchos de los líderes exiliados se reorganizaron en París como una sección interna, llamada MOI, del Partido comunista francés.

En 1939, con el pacto de no agresión entre Stalin y Hitler, el MOI pasó a la clandestinidad. Y cuando los nazis tomaron París, aquellos refugiados que habían aprendido a manejar armas y explosivos combatiendo a los franquistas, fueron el germen de la Resistencia francesa. Monzón y los Miret eran los líderes, pues reaccionaron de forma autónoma antes que los comunistas franceses desnortados por esa neutralidad de Stalin de los primeros momentos. Las Úriz estuvieron en primera línea, pero a diferencia de los Miret, sobrevivieron a la cacería de la Gestapo.

Estas hermanas se reincorporaron en la organización de Monzón, la Unión Nacional, que plantó cara a Franco y cuyos líderes acabaron siendo perseguidos y ejecutados en una guerra interna entre corrientes comunistas. Su perseguidor fue Santiago Carrillo.

Al poco, con la división del mundo en dos bloques, Francia se deshizo de los comunistas que se jugaron el pellejo contra los nazis. Paradójicamente, los que combatientes que perdieron la vida contra los nazis, como Miret, son héroes nacionales en el Estado Francés y los que sobrevivieron acabaron expulsados y condenados al olvido.

Y así, por fin, acaba esta historia en uno de los bloques berlineses de la RDA donde las hermanas pasaron sus últimos días. Mientras, en Eguesibar, fue construida una giganta con el rostro de Pepita. Porque puede que, tras tanto tiempo, las niñas y los niños puedan todavía aprender mucho de la gran maestra antifascista navarra.