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Los rohinyás se niegan a ser repatriados por Bangladesh

Ningún rohinyá acudió ayer a la frontera entre Bangladesh y Myanmar, donde estaba previsto el comienzo del plan para repatriar a los primeros refugiados huidos del genocidio del Ejército birmano. Al contrario, miles se manifestaron para rechazarlo y pedir justicia.

Los rohinyás rechazaron ayer el inicio del programa de repatriación del Gobierno de Bangladesh, que quiere devolver a Myanmar a miles de miembros de esta minoría musulmana refugiados en su territorio huyendo del genocidio a un país que ni siquiera reconoce su ciudadanía.

Miles de rohinyás se manifestaron cerca de la frontera con Myanmar, mostrando este rechazo, mientras el comisario de Bangladesh para los refugiados se desplazó a uno de los pasos fronterizos y constató que ningún rohinyá estaba presente para regresar a Myanmar.

La Policía fronteriza y funcionarios de Inmigración pasaron toda la jornada esperando, pero nadie acudió. Las autoridades recorrieron también los campamentos de refugiados en busca de voluntarios, pero lo que hallaron fueron rohinyás indignados al grito de «No regresaremos, queremos justicia».

Desde agosto 2017, más de 720.000 rohinyás huyeron de la violencia del Ejército birmano y de las milicias budistas, refugiándose en Bangladesh, donde se unieron a los cerca de 300.000 ya instalados en campos del sureste del país.

«Mataron a dos de mis hijos. Escapé a Bangladesh con otros. Por favor, no nos repatrien. Matarán el resto de mi familia. Soy demasiado anciano para huir del campo», suplicaba Tajul Malluk, de 85 años, que forma parte de la lista de repatriación. Tras múltiples retrasos, Bangladesh anunció a finales de octubre que comenzaría ayer la repatriación de un primer grupo de 2.260 refugiados.

Unas 150 personas iban a ser repatriadas cada día. El 90% ha huido por miedo a ser repatriados de manera forzada, según responsables de los campos.

Naciones Unidas, que constata que los rohinyás sufren un genocidio, pidió detener la operación ya que considera que no se reúnen las condiciones necesarias y que aún existen riesgos de persecución.

La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, advirtió de que iba a ser «hacerlos volver al ciclo de violaciones de derechos humanos que esta comunidad ha estado sufriendo durante décadas. «Según la evaluación del Alto Comisionado para los Refugiados (Acnur), ninguna de las 50 familias interrogadas expresó la voluntad de regresar. Nadie cree estar seguro en Myanmar», declaró Mohammad Abul Kalam, el comisario de Ayuda y Repatriación de Refugiados de Bangladesh, que no precisó si el plan sería anulado definitivamente.

Abdur Rahim, uno de los responsables de los campos de refugiados rohinyás en Cox's Bazar subrayó la situación de tensión y los controles de identidad en los campos por parte del Ejército de Bangladesh.