Isidro ESNAOLA
CRISIS DEL SISTEMA DE SEGURIDAD INTERNACIONAL

SIN TRATADO INF VUELVE EL PELIGRO NUCLEAR A EUROPA

El Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio firmado hace 30 años alejó el peligro de guerra nuclear de Europa. La decisión de Donald Trump de abandonarlo pone en cuestión toda la arquitectura de seguridad nuclear ante la indiferencia de la sociedad.

El presidente Trump anunció recientemente el plan de Estados Unidos de retirarse del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) y la intención de su país de construir armas nucleares. «Me preguntan si me siento amargado por la desaparición de aquel logro por el que tan duramente trabajé. Considero que esto no es un asunto personal. Hay mucho más en juego. Es el anuncio de una nueva carrera de armamentos. Además, el Tratado INF no es la primera víctima de la militarización de los asuntos mundiales». De esta manera respondía Mijail Gorbachov a las preguntas sobre la desaparición del Tratado que firmó hace treinta años con Ronald Reagan.

El anuncio de EEUU de abandonar el Tratado INF no parece que haya cogido por sorpresa a nadie. Desde luego no es el primer tratado internacional que rompe Washington desde la llegada de Donald Trump a la Presidencia: el Acuerdo de París sobre el Clima, los acuerdos comerciales con Asia (TPP) y Europa (TTIP) o el acuerdo nuclear con Irán son algunos de ellos. Sin embargo, su alcance es bien diferente: el Tratado INF ha sido uno de los acuerdos clave de la arquitectura de seguridad nuclear en el mundo y su desaparición provoca muchas incertidumbres en este ámbito.

Fue firmado en diciembre de 1987 y prohibía el establecimiento en tierra de armas de alcance corto e intermedio, entre 500 y 5.500 kilómetros, tanto misiles balísticos como de crucero. La principal razón era que estas armas tenían un rango de vuelo muy corto, en algunos casos solo 10 minutos, con lo que la capacidad de reacción se reducía drásticamente. Cualquier contratiempo podía desatar una guerra nuclear con relativa facilidad. Según “The New York Times”, el hecho de que los centros de decisión de la Unión Soviética podían ser eliminados sin posibilidad de reacción le llevó a trabajar en dispositivos automáticos de disparo basados en cambios en los niveles de radiación y movimientos sísmicos; es decir, un percutor de inteligencia artificial. La tensión era grande y la posibilidad de que Europa fuera el escenario de una guerra nuclear provocó importantes protestas. Finalmente, fruto de aquel acuerdo, 2.696 misiles fueron destruidos, ambos países tuvieron acceso a las instalaciones de su contraparte y el Tratado sirvió para rebajar la tensión. De Europa desaparecieron los famosos misiles SS-20 soviéticos y Pershing-II estadounidenses.

Tanto el Gobierno ruso como el norteamericano se acusan mutuamente de haber violado aquel acuerdo. Estados Unidos imputa a Moscú haber fabricado misiles prohibidos, los SSC-8 (9M279 denominación rusa). Rusia, por su parte, señala que el despliegue de los sistemas de lanzamiento vertical Mk-41 en Polonia y Rumanía también violan el acuerdo. El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, ha denunciado reiteradamente que esas plataformas pueden ser utilizadas para el lanzamiento de armas prohibidas por el Tratado. Roman Mayka, analista del Consejo Ruso de Relaciones Internacionales, considera que en ambas partes falta voluntad para mantener el Tratado, aunque estima que la visita de John Bolton a Moscú muestra la decisión de continuar manteniendo conversaciones, tanto en temas estratégicos como regionales.

El mundo ha cambiado

En un artículo publicado por el centro Carnegie de Moscú, Andreï Kortunov señala tres factores a tener en cuenta para una nueva configuración de seguridad en el mundo. El primero de ellos es que los formatos bilaterales propios de la Guerra Fría tienen cada vez menos sentido. El Tratado INF ahora en cuestión no atañe a China y, por tanto, no restringe su actividad en este campo, mientras ata las manos a Rusia y Estados Unidos. El embajador estadounidense en Corea del Sur, Harry Harris, fue muy claro en el Senado el año pasado: El Ejército chino tiene «la mayor y más diversificada fuerza de misiles» y añadió que «el 95% de ellos violaría el Tratado INF». Es lógico que se planteen formatos multilaterales en los que participen todos los miembros del club nuclear.

Una segunda cuestión que apunta Kortunov es que los acuerdos difícilmente podrán tomar la forma de un convenio jurídicamente vinculante y sujeto a ratificación. Considera que la tensión existente en la arena internacional impide cualquier ratificación. Además, como ocurre con el Tratado INF, un acuerdo de esas características tampoco ofrece garantías de cumplimiento: puede abandonarse fácilmente ejecutando un simple procedimiento formal.

Por último, señala que en el futuro el control de las armas estratégicas no será tanto cuantitativo, como lo fue durante la Guerra Fría, como cualitativo. Las características de los arsenales estratégicos –como, por ejemplo, el uso de elementos de inteligencia artificial– será determinante. De todo ello, el autor concluye que los futuros tratados tendrán una forma más flexible y multilateral, más similar al acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, aunque este formato tampoco garantiza que vaya a cumplirse.

Fin a la no proliferación nuclear

Todos los analistas, pero especialmente los senadores norteamericanos, ven tras esta denuncia la intención de no prorrogar el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas Start-3, cuya vigencia termina en 2021. Pavel Zolotarev, de la Academia de Ciencias Rusa, considera que el Start-3 en realidad solo limita a Washington, porque las restricciones rusas son de índole económica: Estados Unidos puede tener tanto armamento como quiera, mientras Rusia tendrá solamente el que pueda.

El general retirado Viktor Yesin ha señalado que con la renuncia al Tratado INF se pone en grave riesgo también el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares firmado el año 1968, con lo que se romperá definitivamente la estabilidad estratégica y crecerá el riesgo de que en cualquier conflicto bélico se pueda utilizar armamento nuclear.

Si las dos potencias con mayores arsenales no acuerdan ni siquiera restringir las armas nucleares a uno o dos tipos de proyectiles, no están en condiciones de exigir nada al resto de la comunidad internacional. La decisión cruje las cuadernas de todo el sistema global de seguridad nuclear, entre otras cosas porque desaparece cualquier estímulo para la no proliferación de estas armas.

Regiones en peligro

Europa sentirá especialmente los efectos negativos de esta decisión. Las armas de corto y medio alcance generarán nuevos riesgos en el continente. El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, ha sido el más duro. Declaró que «ha sido un pilar importante de nuestra arquitectura de seguridad» y señaló que Berlín considera «necesario» que Estados Unidos «acuerde su proceder estrechamente con sus socios europeos».

Las consecuencias se sentirán también alrededor de China. Al rechazar el acuerdo, Washington puede actuar también en el escenario asiático. EEUU tratará de desplegar sus armas nucleares tácticas cerca de China, siempre que entre sus aliados haya quien esté dispuesto a acoger este tipo de armamento en su territorio. Lo cierto es que en China la prensa no ha prestado mucha atención a este tema, tal vez porque ya ven inevitable el enfrentamiento con Estados Unidos. En una alocución reciente dirigida al Ejército, el presidente, Xi Jinping, señaló que es necesario «concentrarse en la preparación para luchar en una guerra».

Las incertidumbres y los peligros para la seguridad mundial están aumentando exponencialmente, mientras que las herramientas para su gestión se han reducido drásticamente, pero lo más llamativo de todo es la despreocupación y la indiferencia con la que la sociedad observa lo que ocurre.

 

el estado de los arsenales nucleares en el mundo

Los datos de armas nucleares que ofrece Stockholm International Peace Research Institute (Sipri) se basan en documentos de código abierto disponibles públicamente. Esto incluye fuentes oficiales, tanto gubernamentales como parlamentarias, así como fuentes secundarias (publicaciones periódicas o comerciales). En algunos casos, las estimaciones se calculan extrapolando las capacidades de producción a partir de lo que se sabe sobre las capacidades técnicas de instalaciones específicas. Los datos actualizados a enero de 2018 de Sipri muestran la siguiente fotografía: en cabeza estaría Rusia con 6.850 ojivas nucleares; a continuación se situaría Estados Unidos con 6.450, un 5% menos; en el siguiente escalón de potencias nucleares estarían el Estado francés con 300, China con 280 y Gran Bretaña con 215; un poco por detrás otros dos gigantes asiáticos, Pakistán con entre 140 y 150 e India con 130 o 140 ojivas nucleares; y cerrando el listado Israel, que dispondría de 80, y Corea del Norte, con entre 10 y 20 cabezas nucleares.I. E.