Ingo NIEBEL
COLONIA
RELEVO DE MERKEL EN ALEMANIA

La mayoría de la CDU opta por seguir con Merkel, pero con otra presidenta

La nueva y octava presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) es Annegret Kramp-Karrenbauer, conocida como AKK por los suyos. Fue elegida ayer, garantizando así que Merkel pueda continuar como canciller. Así los delegados hacen gala a su lema: «Reunir. Y dirigir juntos», que también marca el nuevo estilo político, por ahora.

Annegret Kramp-Karrenbauer puso fin ayer a las 17.02 horas a la era de Angela Merkel diciendo: «Acepto la elección». Poco antes se supo que 517 delegados habían votado por ella para liderar la CDU, frente a los 482 que se habían inclinado por su rival, Friedrich Merz. Así concluyó un día histórico por varias razones. Primero, se terminaba la Presidencia de Merkel después de 18 años. Segundo, desde hace más de cuatro décadas no se presentaba más de un candidato que para dirigir el partido. Tercero, la carrera por el poder interno transcurrió de forma respetuosa, sin juego sucio. Cuarto, una mujer sigue dirigiendo una formación dominada por hombres.

«Nada de experimentos» era un lema electoral que creó el histórico canciller Konrad Adenauer (CDU). En ese sentido hay que entender el resultado. El 51,7% de los delegados quieren continuidad y nada de experimentos girando bruscamente a la derecha para recuperar así votos que se han ido a la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD). Merkel y su socio socialdemócrata (SPD) no tendrán mayores problemas a la hora de colaborar con la nueva presidenta. Aún así, AKK dispone de cualidades para independizarse de su antecesora.

Todavía se le tacha de «mini-Merkel» o «Merkel 2.0». Sin citar el apellido de la canciller, pero aludiendo a estos calificativos, AKK señaló: «Estoy aquí tal y como soy». Acto seguido se presentó como una mujer casada, que cuenta con el apoyo de su marido, madre de tres hijos y una política con 18 años de experiencia en diferentes tareas ejecutivas, incluso como ministra presidenta del País de Sarre.

A pesar de provenir de una región históricamente disputada entre los estados alemán y francés y que en 1956 hizo uso del derecho a la autodeterminación para reintegrarse en la República Federal, no se refirió en absoluto a Europa. Da la impresión que quiere concentrarse en temas alemanes y no meterse en política internacional, una materia que todavía compete a la canciller. De hecho, AKK tiene que asentar primero las bases para poder continuar en el nuevo cargo, tal y como hizo Merkel en su día.

El binomio formado por Merkel-AKK promete también estabilidad política a nivel nacional y de cara al extranjero. «Somos el último unicornio de Europa», indicó AKK en su discurso de presentación cuando comparó la fuerza política de su partido en Alemania con el estado en el que se encuentran formaciones hermanas en otros países.

Una constante en las diferentes intervenciones fueron las referencias a las protestas de los «chalecos amarillos» en el vecino Estado francés. Son imágenes que asustan a un partido burgués que ayer mostró su anhelo por la armonía. Tal vez algún delegado vio en Merz, el banquero de inversiones y político neoliberal, una especie de versión alemana de Emmanuel Macron y por eso se decidió por apoyar a AKK.

El derrotado se mostró alegre y conciliador, pidiendo a sus simpatizantes respaldar a la nueva presidenta y felicitándose por «la muestra ejemplar de democracia» que los tres candidatos mostraron en las últimos semanas participando en conferencias a nivel regional.

El tercer aspirante, el ministro federal de Sanidad, Jens Spahn, manifestó su interés por quedarse en el «equipo» y llegó a comparar las actuaciones conjuntas del trío con un grupo de rock.

Que es la voz cantante y lleva interiorizado el lema del congreso lo escenificó AKK cuando tras su elección cogió el micrófono e invitó a sus dos rivales a presentarse con ella ante el público. Un gesto de liderazgo y de unidad, pero que deja también claro que tendrá que escuchar a los otros dos. Los tres determinarán quién le sucederá a ella como secretaria general y quién a Merkel como canciller.

Por ahora no se esperan mayores problemas entre los tres ni con Merkel, que querrá terminar la legislatura en 2021. El 26 de mayo de 2019, AKK se enfrentará a su primera prueba con la celebración de las elecciones europeas y las municipales en 9 de los 16 estados federales. Entonces se verá si la CDU se acerca a su objetivo estratégico del 40% y si el debilitado SPD seguirá en la Gran Coalición.

 

La mujer que revolucionó la Unión Demócrata Cristiana desde dentro

Angela Merkel nació hace 64 años en Hamburgo. En la misma ciudad, ayer cerró su capítulo como presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Ante las últimas debacles electorales y un reciente rechazo interno hacia su liderazgo optó por no repetir en el cargo.

Hoy se le conoce como una líder internacional cuyo distintivo físico es su manera de juntar las manos por delante formando un triángulo. En Alemania lo llaman «el rombo de Merkel». Si fuera izquierdista, quizá se vincularía su gesto con el feminismo. Aún así hizo mucho por las mujeres, sobre todo en su partido, tal y como le agradeció la presidenta de la organización femenina, Annette Widmann-Mauz.

Cuando, en 1991, el canciller, Helmut Kohl, (CDU) nombró ministra de Familia a la inexperta exciudadana de la República Democrática Alemana (RDA), los medios le tachaban de «la chica de Kohl». Desde el gabinete vio el decline de su mentor. En 1998, fue elegida secretaria general. Nadie pensaba que esa mujer sobreviviría políticamente en este «club de hombres» llamado CDU. Le marcaron ya su fecha de caducidad cuando asumió la Ejecutiva en 2000, en pleno escándalo financiero que le había costado a Kohl la Presidencia de honor y a Wolfgang Schäuble, la dirección del partido. Para muchos, Merkel era solamente un peón sentado en un asiento eyectable.

Pero al final fue ella la que puso la fecha final porque supo cómo mantenerse en el poder. En 2003 se hizo también con la dirección del grupo parlamentario, destronando a Friedrich Merz, que pasó al destierro voluntario. Le siguieron unos cuantos «machos alfa» más. Sin mencionar eso, agradeció a Merkel sus esfuerzos.

En 2005, Merkel ganó por primera vez las elecciones generales, formando la primera de las tres grandes coaliciones, además de un bipartito con los liberales (FDP).

Desde la Cancillería cambió también el rumbo político de la CDU, que dejó de ser el partido de la industria nuclear cuando en 2011, tras la catástrofe de Fukushima, anunció el cierre de las centrales atómicas. En 2015, optó por la realpolitik del momento y por el humanismo al abrir de forma unilateral las fronteras alemanas a más de un millón de refugiados. Ambas decisiones llevaron a la CDU al centro político, adoptando posiciones propias de los Verdes y del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), cuyos recortes sociales ha mantenido.

«No he nacido canciller», dijo Merkel ayer. «Y no lo he olvidado jamás», añadió. Quiere terminar la legislatura en 2021, pero eso ya no dependerá de ella.I.N.