Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA
INSURRECCIÓN SOCIAL EN EL ESTADO FRANCÉS

Macron eleva la oferta pero no cambia el modelo que causa la ira

El presidente francés vende medidas concretas como la subida en 100 euros del salario mínimo o la exoneración de horas extraordinarias, pero deja para más adelante el debate fiscal.

El presidente francés permanecía mudo desde el 2 de diciembre, cuando su intervención a la vuelta de su viaje a Argentina con motivo de la reunión del G20 se convirtió en todo un revulsivo para el movimiento de descontento que ha tomado como símbolo el chaleco amarillo. En los ocho días transcurridos desde entonces, la revuelta social se ha mantenido inalterable, la capital gala y también otras grandes urbes se han encendido en fin de semana, y las gestiones para encauzar la protesta han resultado vanas.

El primer ministro, Edouard Philippe, ha sido el escudero que ha tratado de poner tiritas en la herida social que sangra. Sin embargo, a la vista de que su tardía iniciativa de renunciar a la subida de la tasa sobre los carburantes tampoco logró calmar las aguas, la figura a la que los manifestantes han aludido en pancartas y eslóganes debió salir anoche, por fin, a la palestra.

En horario de la información nocturna, a las 20.00, Emmanuel Macron se dirigió a la ciudadanía de su país con la solemnidad propia de un momento de grave crisis, que planea como un oscuro nubarrón sobre el quinquenato macronista.

El presidente francés abrió su intervención de 13 minutos haciendo una condena expresa a la violencia vivida en las calles y homenajeando a las fuerzas de seguridad, sin hacer alusión alguna a los heridos en sus intervenciones. Desligó, no obstante, ese «clima de confrontación» de la «ira justa» que se expresa en las rotondas. Y hizo acto de contricción al reconocer que «en estos 18 meses no hemos hecho lo suficiente y lo suficientemente rápico» para aliviar la situación de «los más vulnerables». Y lamentó «haber parecido ajeno a ese sufrimiento».

Antes de insistir en su hoja de ruta de la «gran concertación», que debería incluir debates sobre el equilibrio de la fiscalidad, la reforma electoral (voto en blanco), los gastos del Estado o el reto ecológico, Macron planteó cuatro medidas faro. La primera, y más significativa, anunció una subida de 100 euros brutos mensuales en el Salario Mínimo Inter Profesional (SMIC), que se sitúa este año en 1.498 euros. Desmintió con ello lo afirmado hasta horas antes por su ministro de Economía, dando de nuevo la sensación de actuar en base a sus propios impulsos.

Esa subida del SMIC no repercutiría en los empresarios, lo que abre la duda de su financiación. La exoneración fiscal de las horas extra fue la segunda propuesta de Macron, y a ella ligó otra medida de alivio, esta vez para los pensionistas que perciben menos de 2.000 euros, a los que no se aplicará cotización social. Finalmente, el presidente sacó de la chistera la famosa prima de fin de año, en forma de invitación a los empresarios a abonar una paga extra igualmente desfiscalizada.

Interlocución y activismo

La alocución de Macron sellaba una jornada de contactos en la que el patrón del Elíseo convocó a 37 interlocutores, entre los que figuraba el grueso del Gobierno, pero también los presidentes de las dos cámaras, los dirigentes de cinco sindicatos y los portavoces de las organizaciones empresariales.

Todos ellos, aun sin revelar los contenidos de la reunión, ponían encima de la mesa algunas de las ideas transmitidas en el cónclave. Así, el número uno del sindicato mayoritario CFDT, Laurent Berger, dejaba patente que «vivimos una crisis de la democracia que hunde sus raíces en las desigualdades sociales y territoriales». Mientras que el representante de la patronal Medef, Geoffroy Roux de Bézieux, exponía que «los empresarios quieren que baje la presión fiscal».

Distintas perspectivas y un escenario de profunda fractura que se expresa por el sentimiento de abandono de amplias capas de la población que se ven víctimas de un fiasco fiscal a cargo de un presidente que hasta la fecha se ha mostrado tan sensible con los lobbies económicos como despiadado con las reivindicaciones sociales. La protesta de los chalecos amarillos ha cambiado las tornas. La urgencia ha cambiado de bando y los poderes económicos alertan ya de las pérdidas.

Tras la oferta concreta de Macron, que contradice el rigor presupuestario y que sigue evitando toda contribución extra a los que más tienen, está por ver cómo responde el lobby amarillo. El desencanto expresado anoche por la oposición y algunos chalecos consultados por los medios audiovisuales al final del discurso hacen pensar que seguirá sumando presión, con un nuevo sábado en la calle.

 

Baionako gazte batek eskua galdu du Poliziak jaurtitako granada lurretik jasota, Bordelen

Baionar batek eskuin eskua galdu zuen iragan larunbatean “txaleko horien” protesta batean, Bordelen. Antoine izeneko 26 urteko gazteak erietxetik azaldu duenez, hasiera batean “txaleko horien” protestetan parte hartu ez bazuen ere, erregaien gaineko tasen auzitik harago bestelako aldarrikapen sozialak aintzat hartu zituztela ikusita, mobilizazioekin bat egitea erabaki zuen. Horregatik joan zen larunbatean Bordelera. Erran duenez, manifestazioa lasai igaro zen eta martxa bukatzear zelarik bere lagun taldearekin ostatu batera joatea erabaki zuten. Handik gutxira, Akitaniako hiriburuan guztira 38 bat zauritu eragin zuten istiluak zabaldu zirenean, karrikara atera zen zer gertatzen zen ikustera. Bere burua ezkertiartzat jotzen duen gazteak objektu bat sentitu zuen hanken artean, eta ke ugari zegoenez, gailua hartu zuen «urrun botatzeko asmoz». Orduan, granada lehertu eta eskua txikitu zion. Hasieran Antoine ez zen zauriaren larritasunaz jabetu: «Jendeak nola begiratzen ninduen ikusita konturatu nintzen». Geroztik bolo-bolo dabilen bideo batek jaso zuen eszena lazgarria. Bederatzi orduko ebakuntza egin ondoren, «han non eskua nuen muinoi bat dudala jabetzen hasi naiz», aitortu du Antoinek. Salaketa jarriko du. Lehenik eta behin, zein arma motak zauritu zuen argitzeko eta ondoren «aurrera begira hau berriz ez gertatzeko». Asteazkenean elkarretaratzera deitu dute Baionan, gertatutakoa salatzeko. GARA