Itziar Ziga
Escritora y feminista
JO PUNTUA

Yo quiero bailar toda la noche

Cuando en 1996, el gran Enrique Morente osó mezclar el flamenco con el thrash metal de Lagartija Nick para cantar “Poeta en Nueva York” de Lorca y a Leonard Cohen en aquel “Omega” que hoy nadie duda en reverenciar, también le llamaron sacrílego. Y eso que era flamenco y gitano de cuna, del mismísimo Albaicín. ¡Cómo lo perseguí aquellos años para escuchar una vez más “Omega” en directo! Enrique Morente cantó contra el cierre del Egin en Anoeta, me encanta recordarlo.

Ni imagino nuestras noches de fiesta sin la irrupción en 1990 de Negu Gorriak, con su mezcla de rock, con rap, con reggae, con bertsos, con todo lo que se enredase. Así es la música, así es la cultura, así somos la gente: tendemos al movimiento, a la libertad y al barullo. Entonces, a Fermín Muguruza también le llamaron sacrílego. Como ahora, que la ha vuelto a petar. El vídeo de la korrika 2019 es hipnótico, subidonero, levantamuertos, ¡hasta se han resexualizado nuestras dantzas! Y atravesado por Mikel Laboa.

Esta vez, no han tenido que desplazarse para dar con lo exótico: todas mis amigas, incluida la Furia, que curran con chavalas adolescentes, me hablan de sus bailes frenéticos y potentísimos. Gracias a las migraciones de las últimas décadas y a que todo cambia. La misma Furia radica su inmenso poderío desde la muga, desde tantas mugas. Porque sino estás en la encrucijada, es que no estás viva. «Yo he vivido la korrika desde pequeña en un contexto complicado para el euskara que es la Ribera navarra, Cascante». Su participación en la canción de la Korrika 2019 le permite «devolverle el abrazo a mi madre y darle las gracias por haberme inculcado una cultura que, en un territorio como es la Ribera navarra, a veces no se da por supuesta que es nuestra». Los pantojismos contra ella por no hablar euskara al 100% ya son humo.

Mientras, la luz por fin se abre paso en el centro represivo de Iruñea, en nombre de Catalina de Foix. Y evoco a Marguerite Yourcenar cuando dijo: «he aceptado la pureza como la peor de las perversiones».