Andoni LUBAKI
Tifariti
SAHARA: ENTRE EL OLVIDO Y LA TENACIDAD DE UN PUEBLO

Los saharauis cumplen un viejo sueño: tener su universidad

En las afueras de la capital administrativa de Rabouni, la «Universidad de la Arena» culminará a partir del curso que viene el sueño larvado durante años del Ministerio de Educación del Sahara Occidental en el exilio: lograr una educación integral y completa.

Son cuatro columnas y dos paredes de un edificio en construcción en plena hamada argelina pero Jatari Hamudi las muestra orgulloso. Esta zona del desierto del Sahara es conocida por ser una de las más áridas y duras del planeta y por albergar una de las mayores y más longevas poblaciones refugiadas del mundo: la población saharaui que se exílio después de que España abandonara la antigua colonia y Marruecos y Mauritania invadieran con las armas lo que los saharauis exigían como suyo.

Desde el momento en que las mujeres construyeron las haimas (tiendas de tela utilizadas por la población en su vida nómada) quitándose sus vestimentas para protegerse del sol, los menores tuvieron una educación básica. Hoy, 44 ños más tarde, aquella escuela con maestros voluntarios se ha convertido en un sistema educativo completo, desde la guardería a la universidad. La incipiente construcción que Hamudi enseña será a partir del próximo curso una de las aulas de la Universidad de Tifariti, La Universidad del Sahara Occidental.

«Es un sistema educativo con más voluntad que material», reconoce Bucharaya Beyum, ministro de Educación del Polisario. «Desde el comienzo el Polisario ha sido consciente de que tenía que crear estructuras de país avanzado, que quedarse a la espera y delegar trabajos importantes en países amigos no era más que una solución a un problema que tarde o temprano habría que afrontar: la educación propia, desde la guardería hasta la universidad. La creación de un país, de un pueblo viene condicionada por el acceso libre, gratuito y universal a la educación” añade Beyum.

Desde la instauración de una administración gestionada por los propios saharauis en los campamentos de refugiados, el sistema educativo ha tenido la ayuda de países amigos como Libia, Argelia o Cuba. Miles de saharauis han tenido la oportunidad de estudiar una carrera e incluso un doctorado gracias a la cooperación desinteresada de estos países. «La ayuda de estos países, no a la causa saharaui, sino a la población civil y al proyecto de creación de un país avanzado es innegable y estaremos agradecidos eternamente», alaba Beyum.

«Yo pude estudiar Sociología en Cuba. Conozco a saharauis que han estudiado Ingeniería de Minas con vistas a poder trabajar en las minas de fosfato de Bukraa (en la parte ocupada por Marruecos) una vez recuperemos nuestra libertad. También muchos médicos saharauis han sido educados en Cuba. Yo he terminado trabajando de periodista. Todos los que estudiamos allí escogimos alguna carrera no sólo porque nos gustaba, sino con la idea de ayudar a nuestra gente», explica Hasana Abdelaziz.

Profesorado nativo

«Crear una universidad ha supuesto mucho esfuerzo. El edificio es importante, pero más lo es crear un profesorado a la altura, para que la enseñanza sea de la máxima calidad y esté al nivel de otros países. En ese sentido hemos conseguido acuerdos con la Universidad de Jaén, que enviará profesorado los primeros años para poder crear un equipo docente que pueda impartir clases por si solo en poco tiempo. Mucho material viene de esa Universidad de Andalucía», explica a GARA Hamudi, futuro rector del que ya se conoce como «la Universidad de las Arenas». «Queremos crear varios campus. Una estará aquí, en Rabouni y otra en los territorios liberados, en Tifariti concretamente. Comenzaremos con las carreras de Magisterio y Educación Primaria, pero la oferta formativa se irá ampliando. Ya tenemos un aula de informática con buenos ordenadores y aire acondicionado para los meses más calurosos. Todo depende de qué tipo de acuerdos consigamos con las universidades extranjeras para arrancar cada ciclo. No puedo decir con cuantas universidades del Estado español estamos hablando pero son muchas: Jaén, La Rioja, Galicia. La UPV es una de ellas», añade sonriendo Hamudi.

El problema de las convalidaciones

Una de las peleas eternas del gobierno del Polisario es la convalidación de asignaturas y títulos. «Hay gente que ha estudiado Historia, Traducción e interpretación, Magisterio, etc. Ha estudiado en universidades como el de La Habana, Argel o Misrata. Pero van a buscar trabajo al extranjero y es como si no tuvieran ni graduado escolar», se queja Abdelaziz. Eso expone a la población saharaui que sale de los campamentos de refugiados a la pobreza cuando pretende emigrar para buscar trabajo. Actualmente, aparte de la ayuda otorgada por Argelia, la mayor fuente directa de financiación que tienen las familias refugiadas es el dinero enviado por familiares que trabajan en el extranjero. Muchos son relegados a puestos de trabajo de bajo nivel por no poder convalidar la educación recibida con la exigida en el país donde residen.

«Yo tengo dos carreras, un máster y tuve que dejar el doctorado a medio hacer porque mi familia necesitaba ayuda económica. Estudié Ingeniería Agrónoma con especialización en suelos áridos y también aprendí Historia. Mi proyecto de fin de máster fue la creación de un cultivo en el desierto con la utilización de una máquina que condensa la poca humedad que de noche se pudiera recoger como fuente de agua. Conseguimos muy buenos resultados y aún hoy en día una huerta que ayudamos a crear cosecha unos 3.000 kilos de melones y sandías en una de las zonas más áridas del planeta. Pero estudié todo eso en las universidades de Misrata y Orán», explica Ahmed Hama, saharaui de 45 años vía teléfono. «Mi educación no estaba convalidada y en Bilbao tuve que trabajar en trabajos temporales de barrendero y jardinero. Muchas veces tenía que pedir el RGI para poder mantener a la familia y yo les decía que tenía carreras, pero no había manera de optar a algo mejor. Me fui a Francia a trabajar en el campo. Ahora soy capataz de una extensión de casi 400 hectáreas de cultivo ecológico», señala Ahmed. Fuentes consultadas por GARA en la administración de la UPV aseguran que «los saharauis vienen bien preparados. El Gobierno Vasco ayuda mucho y es una locura no aprovechar a gente que llega con una sólida educación tanto técnica como humanitaria. Se debería de acelerar el proyecto de plena integración de las enseñanzas».

Centro Aminetu Haidar

Para paliar ese problema el Ministerio de Educación saharaui puso en marcha hace unos años un departamento de creación de libros de texto. Situado cerca del edificio que albergará la Universidad, se llama Aminetu Haidar en honor a la activista saharaui de los territorios ocupados por Marruecos. «Queremos que los alumnos que terminen la universidad sean alumnos bilingües. Una asignatura se dará un año en castellano y otra en hassanía, y al revés el próximo año. Queremos dar también la historia de nuestro pueblo y tener actualizados los datos. Para eso era esencial crear un departamento con un equipo técnico de maquetación, impresión y creación de textos», explica Mohamed Fadel, jefe de dicho departamento. «Así y con la colaboración de varias universidades los temas que se den en ésta universidad serán las mismas que en las europeas. Es mucho esfuerzo pero estamos trabajando duro para conseguirlo».

«Conseguiremos algo que ni siquiera Marruecos ha dado a su población de colonos en las tierras que nos arrebataron. Una universidad. Los estudiantes que quieran avanzar en su educación y acceder a cursos de Formación Profesional o Universidad tienen que salir fuera del territorio ocupado. Muchos de los jóvenes saharauis universitarios están en Agadir, donde también se les discrimina por su condición de saharauis. Muchas mujeres también tiene problemas para acceder a carreras que en principio son sólo para hombres. Aquí la enseñanza universitaria será libre, gratuita y universal. Marruecos no puede decir eso ya que ni tiene universidades allí. Eso quiere decir mucho sobre el tipo de proyecto que tiene para un país. Ellos no tienen ninguno, más que expoliar y reprimir. Aquí miramos al futuro y creamos una sociedad libre gracias a la educación».

Campus en los territorios liberados

El proyecto formativo universitario saharaui se basa en el sistema educativo cubano. Su estructura, del que tantos saharauis se han aprovechado, ha sido prácticamente calcada a la que pretenden implantar desde la guardería hasta el último año de la carrera. «En Cuba los estudiantes éramos o Santiagueros (Santiago de Cuba) o Habaneros (La Habana) según en qué universidad estuviéramos. Aquí podrá pasar lo mismo con los saharauis«, comenta entre risas Abdelaziz. El periodista «cubarahui»,(término utilizado para dirigirse a los estudiantes saharauis que se educaron en Cuba) hace referencia al otro campus que pretende crear el Polisario en territorios Liberados, concretamente en Tifariti. Estos territorios son aquellos que quedan al este del muro que controlan los militares marroquíes y que divide el país en dos, la parte ocupada por Marruecos y la que controla el Polisario.

Este campus, se enmarca en la estrategia del Polisario de crear infraestructuras en tierra no-argelina y totalmente saharaui. Si bien algunas clases se han impartido allí y la Universidad lleva el nombre de dicha región es un proyecto a largo plazo pero que constataría la voluntad del gobierno Polisario de crear una población educada desde la infancia hasta la juventud en su tierra. «Se hacen encuentros de arte, encuentros entre estudiantes del mundo entero, etc. ¿Por qué no una universidad? Será mejor tener a tu hijo o hija en tu tierra y aunque esté en régimen de internamiento verlo varias veces al año y no mandarlo con 10 años a Cuba y verlo cuando regresa con 23, no? Si la calidad de la educación es buena veo una idea muy positiva para todos», concluye Hasana.