«Le pedimos a ese Gobierno que entregue a esos criminales para que se haga justicia», reclamó ayer el presidente colombiano, Iván Duque a Cuba. Duque había anunciado previamente la reactivación de las órdenes de captura contra los negociadores de paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) por el atentado del jueves en Bogotá que atribuye a esta guerrilla. Por ello, pidió a Cuba, sede de los diálogos, que las haga efectivas.

«Esto significa la terminación inmediata de todos los beneficios otorgados a ellos en el pasado por el Estado y la activación de las circulares rojas de la Interpol», manifestó el jefe de Estado en la noche del viernes.

El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, se comprometió a respetar los protocolos de los diálogos de paz entre el Gobierno de Colombia y el ELN, en respuesta a la petición de Bogotá de entregar a miembros de la guerrilla. Pero Duque interpreta que no se trata de la ruptura del diálogo.

«Cuba actuará en estricto respeto a los Protocolos del Diálogo de Paz firmados entre el Gobierno y el ELN, incluido el Protocolo en Caso de Ruptura de la Negociación. Está en consulta con las Partes y otros Garantes», señaló el ministro cubano de Exteriores.

«Yo quiero dejarle claro y hacerle un llamado respetuoso a ese Gobierno. Lo que se presentó esta semana no es una diferencia, no es la ruptura de ningún diálogo porque nosotros no habíamos hecho presencia en esa mesa esperando a que liberan los secuestrados y cesaran los ataques terroristas», replicó Duque. El atentado contra la Escuela de la Policía en Bogotá provocó el jueves dejó al menos 20 víctimas mortales y 68 heridos el pasado jueves y fue atribuido a la guerrilla del ELN, a la que supuestamente pertenecía el atacante, también muerto en el asalto, al que el Gobierno identificó como un experto en explosivos, José Aldemar Rojas Rodriguez, de 56 años.

El ministro de Defensa, Guillermo Botero, apuntó a los líderes del ELN como los organizadores del ataque y añadió que «fue planificado hace más de diez meses». Además, rehusó calificarlo de atentado suicida. Por otro lado, el Ejército colombiano mantuvo ayer combates en el departamento del Cauca, ubicado en el suroeste del país, con guerrilleros del ELN y capturó a tres de ellos, según fuentes oficiales.

Recrudecimiento de la guerra y más tensión con Venezuela

Colombia encara las posibles consecuencias de la ruptura de las negociaciones de paz con el ELN, iniciadas por el anterior Gobierno de Juan Manuel Santos, en febrero de 2017 en Quito. Trasladadas a La Habana en mayo de 2018, la última ronda de diálogos concluyó el 3 de agosto, cuatro días antes de la posesión de Iván Duque como presidente. La primera de ellas sería la continuación de la guerra, como advierte Ariel Ávila, de la Fundación Paz y Reconciliación, entre otros expertos que apuntan al recrudecimiento del conflicto, con golpes de ambos lados. «Esto va a ser largo y doloroso», asegura Ávila. Otra de las consecuencias será la aún mayor tensión de la relación con Venezuela. Bogotá denuncia la presencia de mandos del ELN en territorio venezolano y rompió relaciones con Caracas. Venezuela fue acompañante de los diálogos con las FARC y garante en los del ELN, pero Duque revocó esa condición en setiembre. El Gobierno venezolano, acusa a Colombia de participar en un complot con EEUU y Brasil. Precisamente, tras el atentado del jueves, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se apresuró a pedir a Caracas que no «dé guarida» ni «protección» a los «terroristas» del ELN. El vicepresidente de la Asamblea Constituyente venezolana, Diosdado Cabello, rechazó a «los lacayos del imperialismo que señalan a Venezuela» «No tenemos nada que ver con esa guerra», afirmó. GARA