Raimundo Fitero
DE REOJO

Desesperanza

Entera. La vi entera. Me pareció una magnífica pieza periodística. Ambos, Maduro y Évole, estaban a la defensiva. Hace unos meses le hizo otra y allí hubo empatía. En la del pasado domingo, no. Había algo que no está en valor: respeto. Ganas de llegar más allá, de no perder minutos históricos, ni metraje, ni tiempo, ni espacio. Al grano, en un cuerpo a cuerpo. Maduro tiene capacidad para expresarse, otra cosa es que convenza, pero sus argumentos son sólidos y sus advertencias son concretas. Impresionantes las imágenes del propio Maduro conduciendo su coche camino del aeropuerto en medio de un atasco.

Resalto algunas ideas y frases, como es que están preparados para defender la paz. O que hay una ciudadanía preparada y que sabe dónde están las armas para defenderse. No se descarta nada, ni la guerra civil. Y eso da pánico. Los halcones de Trump están preparando una acción imperialista de consecuencias desconocidas pero que va a traer más tensión, violencia, muertes, sangre, desprecio a los valores democráticos y hundimiento total de Venezuela que seguramente tendrá contagios fronterizos. Todo son motivos para la desesperanza.

Especialmente si se escucha a Pedro Sánchez desmontando el equilibrio del derecho internacional, aceptando un autoproclamado presidente, lo que coloca a la diplomacia en un terreno imposible. La incompetencia de Sánchez asusta. ¿Va a nombrar nuevo embajador en Caracas y aceptará otro embajador venezolano en Madrid? ¿Quién mantiene el orden constitucional en Venezuela? ¿El Ejército a quién obedece? Lo de Sánchez es un error histórico, ideológico, una alineación con la ultraderecha española, además de propiciar un enfrentamiento interno descomunal en Venezuela. Que Juan Guaidó venga con su niña en brazos a convocar elecciones en España.