La importancia de la palabra para el pueblo Wayuu

Parte de la película está hablada en idioma del pueblo Wayuu, conocido como “wayuunaiquí”. Es un rasgo esencial de esta obra maestra del cine colombiano en la que la cultura indígena del desierto de La Guajira aparece ligada a la importancia que se concede a la palabra desde los tiempos precolombinos, debido a que una figura clave en el mantenimiento de sus tradiciones es la del palabrero o “pütchipü’üi”. Esta figura se encarga de hacer las veces de mediador en los conflictos entre familias, dentro de un ancestral sistema matriarcal. En compensación la resolución llega con las ofrendas de animales sacrificados y collares hechos de piedras preciosas. En la boda de Rapayet y Zaida, constitutiva del gérmen de la película, la dote consta de 30 cabras, 20 vacas, 5 colgantes y 2 mulas.
La familia de la novia, liderada por la matriarca Úrsula, es defensora de los valores tribales, junto con aquel al que llaman Mensajero Peregrino, mientras que el yerno aboga por buscar un modo de vida alternativo a la recolección de café. Y así es cómo se une a su compadre Moisés para traficar con la marihuana que otra familia recoge en las montañas. La entrada en La Guajira del narcotráfico entre los años 60 y 70 supuso una amenaza para el ecosistema Wayuu, y trajo graves consecuencias al igual que para el resto de Colombia. En medio de un contexto hostil y violento, todo un mundo milenario se ve acosado por la penetración de un negocio implantado en la zona por el capitalismo salvaje de los EEUU. Semejante choque cultural y social tiene una traducción al lenguaje fílmico a través de la ruptura genérica, puesto que “Pajáros de verano” se aparta por completo de la reciente moda de películas sobre narcos. También supone un giro al modelo clásico representado por “El Padrino” (1972) de Francis Ford Coppola en el tratamiento del clan como núcleo de las mafias. El trabajo del cineasta Ciro Guerra y la pedagoga Cristina Gallego es un gran poéma épico divido en cinco cantos, una tragedia que visualmente tiene más de la antropología de Pasolini o de los westerns brasileños de cangaçeiros.

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