Martxelo DÍAZ
IRUÑEA
Elkarrizketa
JOSÉ LUIS GARCÍA
SEXÓLOGO

«En Navarra hay una excesiva ideologización de la sexualidad»

José Luis García es uno de los pioneros de Cofes, una experiencia navarra pionera en la educación sexual. Acaba de publicar un libro en el que recoge el otro lado de la moneda, veinte polémicas jaleadas por la derecha política y mediática contra la normalización de la educación sexual que se han vivido en Nafarroa en los últimos cuarenta años.

En 1982, un chaval de Etxarri Aranatz pintó un pene en la pizarra y el delegado del Ministerio español en Nafarroa abrió expediente. Era Javier Marcotegui, que luego fue consejero De Educación con UPN. En 1986 se denunció a tres ginecólogos por un aborto legal. En 1990 quitaban los preservativos de los kits antisida. Son solo tres ejemplos de 20 polémicas sobre educación sexual en Nafarroa que José Luis García ha recogido en su libro “Sexo, poder, religión y política” (Amazon). Lamentablemente, no son algo del pasado.

«Cuarenta años de trabas a la educación sexual». ¿Podría ser otra manera de titular su libro?

Sí. Es un tema en el que cuesta mucho avanzar. Cuando hablas con generaciones anteriores dicen que no quieren que les pase a sus hijos lo que a ellos les pasó. Y repetimos. Evidentemente, hay cambios. Pero estructuralmente no se ha normalizado la educación sexual. Es decir, que todos los niños y todas las niñas, desde Preescolar hasta la Universidad, reciban unos contenidos programados, sistemáticos, planificados en cada etapa y edad, ... Si no pedimos nada más que eso.

Es una demanda completamente básica.

Claro. Se trata de normalizar el aprendizaje. El sexo le interesa a todo el mundo. Durante toda la vida. Es bueno que estemos capacitados para afrontar eso que tenemos toda la vida. Hay hombres y mujeres que quisieran hacer el amor todos los días. En cambio, no le prestamos atención a eso que nos interesa mucho y le damos más importancia a las Matemáticas o saber si el río Nilo pasa por no sé dónde. Hay conocimientos que no tienen el enganche en la vida cotidiana que tiene la sexualidad. La pregunta es por qué esa obsesión por controlar y reprimir. A lo largo de 40 años analizo 20 iniciativas que ha habido en Navarra. ¿Por qué Navarra? Porque reúne unas características muy particulares. Desde el punto de vista político e ideológico, está muy polarizada. En esta sociedad, el sexo, como otros resortes emocionales, provoca un encontronazo. Por otra parte, todos los partidos que han llegado al poder han modificado los servicios de salud sexual. UPN, PSN y el cuatripartito. Cada uno tiene su planteamiento y su justificación pero lo han hecho. Navarra es la comunidad que más broncas ha tenido con este tema. Existe la paradoja de que al mismo tiempo hay servicios de atención sexual. En Navarra hay una excesiva ideologización de la sexualidad. Llevo tiempo reivindicando que la educación sexual se saque del debate político, ya que es una cuestión de salud. Y que los políticos no se metan en lo que hacen los ciudadanos en la alcoba. Lo que tienen que hacer es ofrecer recursos formativos para que haya profesores bien cualificados y que los chicos y las chicas reciban una educación sexual. La polémica no beneficia nada al proceso de normalización. Si un profesor tiene interés en la educación sexual y ve que hay polémica en la calle no se va a meter. El conflicto ralentiza el proceso y crea un precedente inapropiado para sucesivos intentos. El hecho de que se vaya retrasando todo esto deja las cosas como están. Y las cosas están mal, muy mal. La polémica hurta a los jóvenes su derecho a recibir una educación sexual. Les tenemos abandonados. Les obligamos a informarse a través de Internet y de las películas porno. Vamos a tener consecuencias a medio plazo importantísimas en forma de conductas sexuales raras, patológicas y agresiones sexuales. Puedes encontrar lo que quieras, por raro que sea. Si un niño de diez años ve con frecuencia una película porno, ¿qué idea se a hacer de lo que es una relación sexual? Pues que los tíos tienen una polla de 25 centímetros, siempre en erección, siempre con ganas. Y que las chicas son medio tontas, pero si les das unos azotes se ponen enseguida como una loba sexual. Son una serie de mitos que no tienen nada que ver con la realidad. Me parece terrible que un niño o una niña vaya creciendo con la idea de que elsexo es eso. ¿El resultado? Embarazos no deseados, abortos, infrecciones sexuales, patologías sexuales. Ya está bien. Deberíamos hacer stop e hincarle el diente a esto, a trabajarlo como si fuera un problema de salud.

Y parece que el asunto va para largo. En su libro recoge 20 polémicas habidas en Navarra, pero se le han quedado fuera la de Skolae y la del ornitorrinco de Ana Beltrán.

Acabé el libro en junio de 2018. Desde entonces he estado buscando editorial y no la he encontrado. En junio de 2018 me decía que parecía que las cosas habían cambiado porque no había broncas en los cuatro o cinco últimos años. En setiembre saltó a la prensa todo lo de Skolae. Estaban escondidos, agazapados. Skolae sería la polémica número 21. Es otra historia similar. Una propuesta llevada a cabo en las escuelas, un programa y una bronca de la derecha para que no se haga. Y ahí andamos. Seguimos igual. En estos años se han hecho cosas, se ha avanzado en temas como el aborto, al que dedico un capítulo. Ahora prácticamente se puede abortar en los centros públicos.

Pero el aborto en la sanidad pública es algo que ha llegado con mucho retraso a Nafarroa.

Y quedan todavía flecos. Hay ginecólogos que hacen objeción de conciencia en esos servicios. eso no puede ser. Si una mujer va a ese ginecólogo le va a decir que se vaya a la privada. Habría que cuidar esos detalles. Pero más o menos está resuelto. Pero el tema de la educación sexual no. El derecho que tienen todos los niños y niñas a recibir una buena educación sexual no se cumple.

Cuando suceden episodios como el de la violación múltiple de «La Manada» hay un consenso social de que es necesaria más educación. Pero cuando se aplican programas como Skolae se monta la de San Quintín.

Eso es. Sabemos que hay miles de películas porno, pero una de las modalidades que más se ve es la de sexo en grupo. Una chica penetrada por tres o cuatro chicos a la vez. Al principio no le gusta pero le dan un par de azotes y acepta. Si una chaval ve esa película, ¿qué va a pensar? Que es lo normal y que a la chica que no quiere le das un par de azotes y enseguida se pone como una loba. Es un despropósito. Este años ha habido varias «manadas». No se explica solo por las películas porno, pero por supuesto que contribuye. Por eso, lo que propongo es que los jóvenes tengan una información que contraste la que reciben por el porno. Más científica, más profesional. El porno va a seguir existiendo siempre. Es un elemento muy difícil de controlar, en el que hay muchos intereses económicos y empresas muy poderosas. Lo que tenemos que hacer es capacitar a nuestros jóvenes para que sepan afrontar ese tipo de información, que no se crean esas cosas. Es un estímulo sexual que a algunos adultos les va bien. Pero que no se crean que lo que ocurre ahí es la realidad. Sería una pena que crecieran pensando que eso es así.

Ha comentado que en Nafarroa hay una polarización sobre estas cuestiones. Pero también es verdad que hay temas en los que ha sido pionera, como la creación de los Cofes, los centros de educación sexual.

Así es. Yo entré en el Cofes en 1981. Fui el primero. He asistido a todo el proceso. Durante cinco años fui el director. Suelo dar conferencias por muchos sitios y cuando cuento lo que hay en Navarra, la gente alucina. Es que la mujer navarra tiene un ginecólogo de cabecera, además del médico de cabecera. Tiene una matrona de cabecera. Hay sicólogo y sexólogo que les atienden. Si, es así. Desde esa perspectiva, creo que se han hecho cosas interesantes. En la década de 1985 a 1995 hubo un crecimiento espectacular en este ámbito. Se hacían cursos, programas, actividades, ... Eso se ha perdido todo. Con los gobiernos de UPN, por ejemplo, desaparecieron. Esas medias fueron sistemáticamente censuradas. El cuatripartito lo que ha hecho –y creo que es un error– es sacar la educación sexual fuera de los centros educativos. Creo que había que haber potenciado la educación sexual en los centros porque demostramos que era posible y que funcionó.

¿El centro educativo es el luhar natural para la educación sexual?

Creo que sí. Lo demostramos. Para ello hay que formar a los profesionales, claro. Durante esos años, hicimos muchos cursos de educación sexual para profesores. Muchos. Hasta que vino UPN y nos lo quitó. Fue una decisión política y censuró aquello. Es una pena que se haya sacado de los centros educativos porque ya no se hace prácticamente nada.

En el otro lado de la balanza de esa polarización encontramos una derecha cerril. ¿Es por la influencia del Opus Dei o este es el recurso fácil? ¿Tenemos en Nafarroa una derecha más recalcitrante que en otros lugares de nuestro entorno?

Creo que sí. Creo que UPN reúne unas condiciones muy particulares. Hay gente que está presente como protagonista en todas y cada una de las polémicas que ha habido. Hay uno que de hecho ha estado en todas, desde la del Pito de Etxarri en 1982. La Iglesia y el poder político siempre han ido de la mano. Han formado un tándem muy poderoso a lo largo de la Historia con el objetivo de controlar sistemáticamente la libertad de los ciudadanos. La Iglesia ha usado la culpa sexual como elemento de control extraordinario. Los políticos lo han usado para cuidar sus privilegios y para aumentarlos. Por eso, el poder atrae tanto y se habla de la erótica del poder. Por eso los políticos se matan por el poder. Incluso en el mismo partido o a nivel local. Esa capacidad de tomar decisiones que afectan a los demás es probablemente que les ponga cachondos. En España, con el franquismo se creó un precedente brutal. El nacionalcatolicismo fue durísimo en el terreno sexual. Todo estaba prohibido, todo era pecado. Nuestros abuelos y nuestros padres ha sido víctimas de esa represión brutal. Estaban prohibidos los anticonceptivos. Todo lo que se saliera de la relación heterosexual adulta para tener hijos era pecado. Estos son nuestros antecedentes cercanos, venimos de eso. Es verdad que la Iglesia ha perdido poder, aparentemente. Ha perdido la batalla del aborto, la del divorcio, de los anticonceptivos. Ahora tenemos el tema del abuso sexual, que es un escándalo impresionante. Se ha puesto en segunda fila, pero hay partidos políticos que han cogido ese ideario. Hay una entente entre unos y otros. La Iglesia está ahora más orientada a los países en vías de desarrollo, donde encuentra un mércado muy grande. Aunque la Iglesia sigue siendo propietaria de muchos colegios, además de numerosos edificios. Es una forma de garantizar los privilegios. Saben que la sexualidad es una herramienta para ello. Y si eres capaz de lograr someter en el ámbito de la sexualidad, probablemente someterás en otros.

¿Considera que los partidos de izquierda o progresistas que tendrían que hacer frente a estos planteamientos actúan con complejos? ¿Se ha asumido hasta cierto punto los planteamientos de la Iglesia?

Es mucho poder el que tiene todavía la Iglesia. Enfrentarse al poder religioso es complicado porque son muy poderosos. Creo que ninguno se plantea de manera seria hacerles frente. No hay más que ver el tema de la inmatriculación. Aznar permitió que la Iglesia pusiera a su nombre miles de edificios. Podría ser una injusticia pero nadie es capaz de tomar una decisión para darle la vuelta. El tema de los abusos sexuales es otro ejemplo. ¿Cómo es posible que un señor que viola a un niño no vaya a la cárcel? ¿Cómo se puede mantener todavía ese derecho religioso prevaleciendo sobre el derecho civil. No puede ser. Violar a un niño es gratis para algunos. Es terrible. No puede ser. Además, eso da alas para que haya más abusadores.