Fede de los Ríos
JO PUNTUA

Tribunales de Estado

Acaba de empezar y el proceso contra el procés es ya un esperpento. El intento del relato acerca de lo acaecido en el referéndum del 1-O, como reedición de la Semana Trágica de 1909, por parte de la acusación, tiende a convertirse en un relato de Semana Cómica. Denuncia que fue una rebelión, un alzamiento violento y las pruebas aludidas son unos patrols con algún problema de chapa y pintura y algo de «carglass cambia, carglass repara» y el que una secretaria de juzgado tuviera que dar un saltito para salir de las dependencias pertenecientes a la Generalitat objeto del registro.

De las agresiones policiales y militares contra la población civil, que todo el mundo pudo presenciar, nadie se hace cargo: Rajoy, a lo gallego, le pasa la pelota a la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, la castellanoleonesa al ministro Zoilo y este, por soleares, que o bien «no recuerda» o «no le consta» o «lo desconoce», deja la responsabilidad en manos de los mandos policiales y militares «a cargo de los operativos».

Según declaren los aludidos iremos bajando en el escalafón. Los más de mil heridos, a la postre, se habrán autolesionado. Como los detenidos en comisarías.

Más que juicio es auto de fe con la condena ya dictada. Los catalanes eran culpables antes de entrar en la sala. El paripé con toda su parafernalia por aquello del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, pero sin excesivo esmero ni agobio. Se trata de la unidad de España, algo sagrado y la justicia española engrasó una y otra vez la aplicación de su injusticia en los cuerpos de los desafectos vascos. Y no pasó gran cosa. Marchena y sus colegas marchan por caminos ya trillados por Garzones y Marlaskas amonestados por Estrasburgo por asuntos de torturas.

Mientras, las tres caras del fascio español y parte de la socialdemocracia cogiendo la ola del juicio para competir en españolidad o, lo que es lo mismo, exigiendo la mayor de las condenas para los acusados de querer decidir un futuro sin el Borbón, la Legión, la Guardia Civil, la Virgen del Pilar ni la cabra.