Ane URKIRI ANSOLA
 GASTEIZ
DERBI ENTRE ALAVÉS Y EIBAR

Frenético duelo entre dos equipos con la situación solventada

Takashi Inui adelantó al conjunto «babazorro» al inicio de la segunda mitad pero Marc Cardona puso las tablas a falta de veinte minutos para el final. Empezó mejor el derbi el Alavés y terminó mejor el Eibar. 

ALAVÉS 1

SD EIBAR 1

 

Uno era el quinto clasificado de la tabla; el otro, duodécimo. Seis puntos distanciaban el uno del otro, pero ninguno está pasando demasiados apuros en esta temporada frenética. Frenético. Así fue el duelo entre el Alavés y el Eibar, que hasta ahora acostumbraban por ser dos equipos correosos, más limitados en ataque y con un orden defensivo como para envidiar. 

El Glorioso sorprendió mucho cuando le tocaba dinamizar el juego con el balón, y a una le sorprendió más en un día en el que era difícil concentrarse. El pequeño homenaje que el club brindió a sus jugadoras permitió que sobresaliera la adrenalina surgida tras el 8M. Dicho lo cual, Pina y Brasanac fueron dos perfectas brujulas durante toda la primera mitad. Dos pases hacia atrás de Jony −inentendibles hasta para una que no estaba del todo concentrada− presagiaban lo peor pero, por suerte para unos, tanto Pacheco como la defensa zafó correctamente esos dos regalos del dorsal ‘23’ albiazul. 

Las llegadas al área eran constantes por parte de ambas escuadras que mostraron su cara más atrevida en el mediodía de ayer. Las primeras llegadas fueron de los armeros, pero el centro peligroso de Cote no encontró ningun aliado. Y para aliado del Eibar, Borja Bastón −exjugador armero− que ayer no tenía del todo bien afinado el olfato goleador. Al cuarto de hora del inicio tuvo una inmejorable ocasión, sin ningún defensor alrededor y con la oportunidad de romper la puerta desde la distancia de 11 metros. No atinó el madrileño.

Para entonces, los locales ya habían merodeado con peligro el área de Dmitrovic que no tuvo mucho labor hasta que el propio Borja Bastón le pusiese a prueba con un disparo potente que no sorprendió en demasía al guardameta. 

Entre medias de cada ocasión de Bastón, Calleri e Inui también tuvieron de la suyas. El argentino volvió a demostrar su carácter luchador. Dio otra clase magistral de cómo poner el cuerpo para proteger el balón, y así fue cómo fabricó una ocasión que hace cuatro meses no la hubiese errado. En el caso del nipón, fue el propio Calleri quien le asistió pero el disparo de Inui rebotó en un defensor eibarrés y no dio opción al rechace.

Y mientras, ¿qué hacía el Eibar? No es que desapareciese del terreno, solo que sus ofensivas no encontraban un final destacable. O nadie llegaba a rematar, o Charles o Kike García no conectaban bien con los envios  −sobre todo desde la banda de Orellana y Rubén Peña− por lo que se marchaban lejos de la portería de Pacheco.

 

De menos a más, y viceversa

En toda la primera mitad no hubo quien acertase entre los tres palos, y nada más comenzar la segunda mitad −con el cambio obligado de Marín que sustituyó al lesionado Duarte− Bastón volvió a a desaprovechar otra clara ocasión. No sabemos bien qué pasó porque todo quedó en el olvido cuando, antes de cumplir la hora de juego, Inui marcó el 1-0 tras concluir un contragolpe de libro. De un córner botado por el Eibar pasamos al gol del Alavés. Ya podéis imaginar la cara de Mendilibar. El nipón, con un toquecito, permitió galopar a Jony, que corrió muy bien −Peña no pudo sobrevivir toda la carrera− y volvió a encontrar al japonés que superó a Dmitrovic.

Y cuando el duelo se balanceó a favor del Glorioso, vimos la peor cara de él. Agarrotado, agazapado, sin control. Ante un Eibar que despertó. Le ayudaron las entradas de Cucurella y Marc Cardona −Mendilibar estuvo hábil en ese aspecto− y los defensas albiazules empezaron a sudar de verdad. «Se palpaba el empate», admitió Abelardo en rueda de prensa, y así fue cómo Cardona marcó el gol de la igualada al rematar un centro raso.

El empate recuperó la esencia y en ello, fue el Eibar quien mejor estuvo físicamente. Pacheco atajó el remate de Charles y el disparo de Pina se marchó fuera lamiendo el poste izquierdo de Dmitrovic; como conclusión, que ninguno de los dos ganó la partida del toma y daca. 

Terminó con mejores sensaciones el Eibar, pero jugó mejor el Alavés en gran parte del partido. Otra conclusión: empate justo. O por lo menos, válido para ambas escuadras que suman un punto más y no pierden. Ya son cinco las jornadas sin perder para Abelardo; dos, para Mendilibar. Este final de temporada marcará dónde acabarán ambos, pero el duelo frenético de ayer y la trayectoria, hasta la fecha, bien merecen un aplauso.